#25N Grooming y doxxing, dos formas más de ciberviolencia machista

Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se va a llevar a cabo con motivo del día 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y los 16 días de activismo de ONU Mujeres, en el marco del proyecto «Banco de Buenas Prácticas para la prevención de la Violencia de Género y Educar en Igualdad, hacia un voluntariado 2.0 por el Buen Trato«, gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a través del IRPF «OTROS FINES DE INTERÉS SOCIAL»


Por Silvia Soto Ruiz – Equipo de voluntariado del Observatorio de Violencia

La ciberviolencia tiene dos factores preocupantes que están asociados a la edad y al género, en el primer caso porque la adolescencia «vive» en el mundo virtual, y en el segundo, el género, porque la violencia machista existe en el mundo offline, pero también en el online. En consecuencia, la vulnerabilidad de las niñas y las adolescentes para sufrir ciberviolencia es muy elevada, ya sea por parte de iguales o de personas adultas, conocidas o desconocidas. En este sentido, según el EIGE, este uso de las tecnologías, en combinación con el fenómeno de las violencias machistas, está dando lugar a un «problema creciente de proporciones mundiales«, en el que, según una investigación de Aministía Internacional (AI), 1 de cada 5 mujeres en España sufre abusos en las redes sociales. Esta combinación da lugar a lo que se conoce como ciberviolencia sexista.

Por su parte, en 2017, Amnistía Internacional realizó una investigación en 8 países, entre ellos, España, sobre las experiencias de las mujeres con las redes sociales. Una de sus conclusiones fue que «Internet puede ser un lugar temible y tóxico para las mujeres. No es ningún secreto que la misoginia y los abusos prosperan en las plataformas de redes sociales«, afirma Azmina Dhrodia, investigadora de Tecnología y Derechos Humanos en esta organización.

La compleja realidad de la ciberviolencia tiene multitud de caras, pero todas son formas de intimidar, chantajear, extorsionar, coaccionar y amenazar a las mujeres, niñas y adolescentes: ciberstalking, usurpación de la identidad y de claves, ciberacoso, sextorsión, el mal llamado revenge porn o porno por venganza (que no es ni porno ni venganza, sino violencia machista), grooming, doxxing

GROOMING

El grooming ( «engaño pederasta» o «ciberembaucamiento»), según Save the Children, es un delito «de acoso que implica a un adulto que se pone en contacto con un niño, niña o adolescente, a través de las redes sociales, con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual«. Este delito, que siempre tiene objetivos de naturaleza sexual, puede ir desde la obtención de material comprometido del o la menor hasta tener un encuentro sexual, y se consuma a través de la manipulación y el chantaje, una vez el acosador ha conseguido ganarse la confianza de la víctima con engaños (por ejemplo, fingiendo una edad similar a la víctima), sobornos y/o regalos.

Según el «Informe sobre Delitos contra la Libertad Sexual e Indemnidad Sexual en España» del Ministerio del Interior, en 2017 se registraron 289 víctimas de este delito en España (un 139% más con respecto a 2014), siendo las niñas y chicas las principales víctimas.

DOXING

El anglicismo doxxing o doxing (que proviene de dox, derivado de la abreviatura inglesa de documentos, docs), que es una violación de la privacidad de la persona, consiste en la revelación en Internet de datos o documentos personales o de la identidad de la mujer sin su consentimiento, como, por ejemplo, el número de teléfono, la dirección, el lugar de trabajo o el colegio de sus hijos e hijas, etc. El objetivo no es otro que causarle miedo y temor a la víctima, incluso sobre su propia integridad física o de personas allegadas.

En este sentido, y según el informe de AI anteriormente mencionado, una de cada cinco mujeres en España afirmaba haber experimentado abusos o acoso en las redes al menos en una ocasión, y un 26% de estas mujeres que habían sido acosadas, como mínimo una vez habían sufrido doxing.

DENUNCIA Y NO CULPABILICES A LA VÍCTIMA

Por último, y sabiendo que la prevención a través de la educación afectivo-sexual y del uso de las tecnologías es la mejor herramienta para frenar estos delitos, es necesario remarcar dos ideas: por un lado, cualquier tipo de ciberviolencia es denunciable y, por otro lado y en todo caso, la víctima nunca es culpable de nada.

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