Una cultura con perspectiva de género para frenar los think-tank homófobos y machistas

Por María Jesús Muñoz Pardo – Equipo de voluntariado del Observatorio de Violencia

El museo Reina Sofía de Madrid  a través del servicio de mediación cultural ofrece a los visitantes una serie de visitas comentadas a las obras de la Colección del museo y a las exposiciones temporales.

“Feminismo. Una mirada feminista sobre las vanguardias” es el título de la visita (gratuita), que está programada los miércoles y viernes por la tarde. El itinerario de esta visita nos propone volver a mirar una serie de cuadros desde una perspectiva diferente y transversal.

Para introducirnos en el tema, la persona mediadora que nos acompaña a la visita -que yo realicé el pasado viernes- nos formula la misma pregunta que se hizo Linda Nochlin en 1971 ¿Porqué no ha habido grandes mujeres artistas? . Tras unos minutos de charla animada descubrí que Linda Nochlin sólo necesitó diez páginas para reorientar la crítica del arte y situarla fuera del paradigma hegemónico del patriarcado.

Visitamos una decena de cuadros, algunos pintados por mujeres como Ángeles Santos, o Maruja Mallo, otros por hombres como Anglada Camarasa, Gutiérrez Solana o Picasso. Hablamos y comparamos las circunstancias sociales y personales de las pintoras, de las mujeres que aparecen en los cuadros, en qué espacios están ellas y en que espacios y actitudes se representan a los hombres.  Nos preguntamos cuándo y porqué se omite la presencia de las mujeres. Los enfoques que tenemos son diversos.

Uno de los cuadros con los que más identificada me sentí, durante y después de la visita guiada, es “Tertulia” de Ángeles Santos de 1929. Por otro lado, también me hizo pensar con nostalgia en la pérdida y retroceso que sufrimos las mujeres españolas a causa de la guerra civil.

Resultó clave volver a mirar con perspectiva de género, el famoso cuadro “La tertulia del Café de Pombo” de José Gutiérrez Solana pintado en 1920, y compararlo con la Tertulia de mujeres de Ángeles Santos.

No es necesario leer ni diez páginas, en un sorbo de mirada, a través de la experiencia del arte, adquirimos la certeza de un hecho cierto, el del dominio histórico de los hombres en el espacio y la exclusión histórica de las mujeres de la esfera pública. Un asunto cultivado y sostenido por el poder en sus distintas formas de organización del patriarcado.

Valió la pena descubrir que, mi aburrimiento en todo tipo de tertulias, reuniones, congresos y comisiones dominadas por hombres, es porque estoy navegando con otra mirada.

No hay que creer que, este tipo de tertulias exclusivas para hombres, es agua pasada que no mueve molinos, ¡pues no! es agua viva. Hay una tertulia que está trabajando muy activamente, aquí en España, en contra de los derechos humanos de las mujeres.

Investiguen sobre la ecuación que promueve “El club de los viernes”, su logo identificativo es muy elocuente.  Se trata de un grabado con cinco personajes masculinos entorno a una mesa en una biblioteca, con vestimenta y peinados a la moda de los intelectuales y dirigentes del siglo XVIII.

Este club por ejemplo, es el que ha redactado un informe reciente con el que pretende desautorizar el trabajo de todas las asociaciones y fundaciones de mujeres a lo largo y ancho de todo el territorio español. Atención, a esta tertulia pseudo ilustrada, que ahora llaman think-tank (traducción literal del inglés <<tanque de pensamiento>>) de la política, porque podría ser el laboratorio de ideas que inspira los recortes presupuestarios que la Comunidad de Madrid está infligiendo a dos Federaciones de Mujeres.

Antes de terminar, quiero recomendar vivamente, la visita a la exposición temporal, sobre la obra de la artista suiza Miriam Cahn, titulada “todo es igualmente importante”. En este itinerario, abierto hasta el 14 de octubre, sí que disfrutaremos de un arte radicalmente feminista.

El extrañamiento que nos provoca la obra de esta autora, está relacionado con el poder de unas imágenes que por su técnica y por la manera en la que toman posición en el espacio, cuestionan directamente, el canon de representación impuesto y la tradición histórica de un arte narrado por el patriarcado.

Son muy interesantes igualmente los papeles en los que Miriam Cahn dialoga con las obras de pintores como la titulada “Mujer que llora según Picasso” de 1992.

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