#MamáEstáCastigada Juicio por la custodia de las menores en el caso de Sara B. B.

El caso de Sara B. B., no es otro que el de una madre que ha sido injustamente condenada por el secuestro de sus hijas, incluso aun no haberse movido en ningún momento de su domicilio y que, como consecuencia, lleva 2 años sin poder ver a sus hijas. Su caso motivó la Campaña #Mamáestácastigada, que fue puesta en marcha por la asociación Mujeres Libres Mujeres en Paz.

Antecedentes del caso

En primer lugar, reproducimos a continuación las palabras de Sara, ya que consideramos importante dar espacio a estos testimonios:

Me llamo Sara, tengo 2 hijas de 6 y 4 años, y esta es mi lucha para estar con ellas.
Hace dos años que no puedo verlas, ni escucharlas, ni hablar con ellas. Ellas tampoco pueden verme, ni escucharme, ni hablar conmigo. Son los peores años de mi vida.
#MAMÁESTÁCASTIGADA (@MCastigada) nace de la frase que mi hija mayor dijo al equipo psicosocial cuando le preguntaban porqué no veía a su madre, solo tenía 5 años.
La historia comienza cuando mi hija mayor, con tan solo 2 años, presenta indicios de abusos y como madre intento protegerla por todos los medios. A día de hoy, por esto estoy acusada de secuestro.
Mi hija verbalizó que su padre abusaba de ella. Sus manifestaciones han sido acreditadas y se recogen en informes de profesionales. Yo la he creído siempre, pero decirlo fue mi condena. Desde aquel momento me las arrancaron, no pude seguir protegiéndolas, y se las dieron a su padre.
El 10 abril 2019, la policía UFAM me arrancó a mis hijas brutalmente. Me detuvieron varias horas en una sala con mi hija pequeña sin comer, y después, me llevaron a los calabozos. Allí, me desnudaron completamente y violentamente entre risas tras la puerta. Entregue a mis hijas, a un hombre que la pequeña desconocía y por el que la mayor manifestaba llanto y miedo. Yo escuchaba sus gritos llamándome y no podía hacer nada por ellas, me las arrebataron.
A pesar de que no he tenido ninguna orden de alejamiento ni de incomunicación “èl” no me ha permitido verlas, ni hablarles, ni escucharlas. Mis hijas han sido condenadas a no tener madre teniéndola, sin que parezca importarle a nadie ni su desarrollo ni su integridad psíquica o física. Se encuentran solas ante el peligro.
Quiero compartir y difundir mi historia, y que mi lucha sea escuchada.

Sara.
Mamá esta castigada.

Tal y como ha ocurrido con otras mujeres, este cruel proceso para Sara comienza cuando denuncia los abusos que sufre su hija por parte de su padre, manifestados por la propia menor. Las denuncias por abusos sexuales fueron cursadas por el Servicio de Salud extremeño. Ante esta situación, como ha ocurrido en otros casos conocidos, se utiliza el falso Síndrome de Alineación Parental (SAP) para revictimizar a estas mujeres, separándolas de sus hijos e hijas e, incluso, condenándolas a penas de cárcel. Sara está condenada a cuatro años de prisión y cuatro de inhabilitación para ejercer la patria potestad de las niñas; condena que recibe en base a dos supuestos delitos de sustracción parental durante 13 meses.

Sin embargo, durante ese periodo continuaron residiendo en el mismo domicilio y realizando las actividades habituales y cotidianas de las menores. Por ello, no se puede hablar de sustracción; especialmente cuando el auto que otorgaba a su expareja la guarda y custodia de las niña en 2018 no se había ejecutado ni se había notificado a Sara cómo o cuándo se realizaría la entrega de las menores, aspecto que era importante cuidar para evitar posibles daños a las niñas. Por este motivo, Sara había consultado a diferentes profesionales acerca de la manera más apropiada de llevar a cabo este proceso, mostrando así su deseo de cumplir con el citado auto, pero sin desatender al interés y bienestar de sus hijas. Tan solo una semana después de que se dictara el auto, y aunque no fuese efectivo, su expareja ya denunciaba a Sara por sustracción de las menores.

La detención de Sara y la entrega de las menores se acordó en un proceso civil que contradecía dos autos previos del Juzgado de Instrucción nº3 de Badajoz, que denegaba su detención y la entrega de las niñas, entendiendo que sería perjudicial para ellas. Asimismo, la detención se llevó a cabo en un procedimiento civil en lugar de penal, por lo que las juezas implicadas se excedieron en sus competencias y fueron sancionadas por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Es importante destacar que no hay relación paterno-filial de la expareja de Sara con respecto a la hija menor y que, de hecho, un auto firme del Registro Civil dictado en 2019 (y posterior a la separación de las hijas de Sara) deniega de forma irrecurrible la inscripción paterna, lo que su expareja debería haber solicitado en el plazo máximo de un año tras tener conocimiento del nacimiento de la menor. Su solicitud llegaba un año después de que le hubiesen concedido la custodia y tres desde el nacimiento de la hija menor. Por tanto, tampoco puede haber secuestro parental de una menor que, legalmente, solo es hija de Sara. La custodia ha sido ilegalmente concedida a una persona sin reconocimiento de filiación paterno-filial.

Incluso si se pudiese considerar que ha existido sustracción, cabe recordar que el caso de Juana Rivas sentó jurisprudencia, de forma que estaríamos ante un solo delito, ya que se trataría de un solo acto de supuesta retención, aunque sean dos menores.

Otra irregularidad se encuentra en la condena por daños morales que exige una indemnización e 15.000 euros, aun cuando estos no eran objeto de enjuiciamiento de ese proceso; ni se han demostrado hacia su expareja o hacia sus hijas, y cuyo bienestar no se ha visto afectado, tal y como recoge la sentencia y los diferentes informes de profesionales.

En último término, la detención y la separación de Sara con respecto a sus hijas, se llevó a cabo de forma “humillante y vejatoria”, motivo por el que el Tribunal Constitucional está valorando el expediente por un presunto delito de torturas.

Sara no ha podido ver a sus hijas en dos años, pese a no existir ninguna orden de alojamiento o incomunicación, por impedimento de su expareja.
Qué se juzga el próximo 18 de junio

El juicio que tiene lugar este viernes 18 de junio, se refiere al proceso civil de medidas paterno filiales de Guarda y Custodia de las niñas. Este se había fijado para el 27 de abril de 2021, y se ha suspendido ya en cuatro ocasiones, dilatando el proceso injustificadamente. Los motivos alegados (“la previsible duración de la vista”) no se encuentran entre las causas previstas en la Ley de Enjuiciamiento Civil y atentan contra el derecho a la tutela judicial efectiva y a un proceso ‘sin dilaciones indebidas’, recogido en el artículo 24 de la Constitución. Esta dilatación genera graves consecuencias para Sara y las niñas, que no pueden recuperar el tiempo que llevan separadas.

Simultáneamente, se preparan los trámites para presentar un recurso ante el Tribunal Supremo contra la sentencia por los delitos de sustracción de menores interpuesta contra Sara B. B.

Los datos anteriores reflejan una gran violencia institucional hacia Sara y sus hijas, a las no se ha escuchado ni tenido en consideración. Por todo ello, pedimos una mayor perspectiva de género e infancia ante el caso de #mamáestácastigada, y que se vele por el interés superior de las menores, que pasa necesariamente por poder estar con su madre.

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