Con motivo del día 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Fundación Mujeres lanza la campaña de activismo que pretende dar visibilidad a las violencias más sutiles o que se encuentran #BajoLaSuperficie del Iceberg.
En este sentido, la ciberviolencia de género es aquella violencia desarrollada frente a las mujeres y las niñas que se sustenta en el mundo virtual, utilizando las nuevas tecnologías como medio para ejercer daño o dominio. Se trataría del traslado de las violencias de género a la realidad online, donde se “digitalizan” las situaciones violentas, intimidatorias y los mecanismos de control. Las nuevas tecnologías han supuesto un importante cambio en las relaciones sociales, el ocio y la forma de informarse, siendo su impacto aún mayor entre la juventud. Este cambio tiene muchos aspectos positivos, pero también conlleva riesgos, que son especialmente importantes en los casos de acoso y violencia.
En este sentido, el ciberacoso se define como el «acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales«. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas. Por otro lado, el cibercontrol se caracteriza por el «control por parte de uno de los miembros de la pareja a través de la tecnología«. Una de las consecuencias más graves es el maltrato. Y el control a través de las redes sociales está al inicio de la violencia física.
La publicación de la Ley de Libertad Sexual el pasado 6 de septiembre, ha supuesto cambios en cuanto a la tipificación de varios delitos de agresión, como la agresión sexual a través de internet. Así pues se ha añadido una disposición final cuarta que modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal en varios términos. Concretamente se añade un nuevo apartado 5 del artículo 172 en el que se afirma que la persona que utilice la imagen de otra para realizar anuncios o abrir perfiles falsos en redes sociales, páginas de contacto o cualquier medio de difusión pública, ocasionándole situación de acoso, hostigamiento o humillación, será castigada con pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses.
Con este cambio en la legislación, se introduce por primera vez la penalización a los perfiles falsos en redes sociales usados para acosar. Aquí es importante distinguir la suplantación de la usurpación de identidad. En el primer caso, se abriría un perfil falso en redes sociales con el fin de enmascarar la identidad real. De esta manera, hay una sustracción de derechos de la persona suplantada. En el caso de la usurpación de identidad, se produce una suplantación y además la cuenta falsa actúa como si fuese la persona suplantada realizando actos fingiendo ser ella. Si en la usurpación se acomete acoso, hostigamiento o humillación hacia la persona, el delito corresponde al introducido por la Ley de Libertad Sexual en el Código Penal.
En este sentido, debemos educar a las nuevas generaciones, haciéndoles ver la gravedad y las consecuencias psicológicas y sociales de este riesgo, ofreciendo algunas recomendaciones con la finalidad de prevenir y proteger a los adolescentes ante el ciberacoso y cibercontrol. En esta línea, desde Educar en Igualdad, Fundación Mujeres proporciona materiales, talleres en diferentes centros educativos, y otras herramientas didácticas, para prevenir la violencia de género desde edades tempranas.
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Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de las Subvenciones del 0,7 a actividades de interés social.
Por Esther Camino Soguero – Voluntaria de Fundación Mujeres