
La Fundación Mujeres recomienda
Un blanco fácil
Un blanco fácil
La gestación subrogada, permitida en unas partes del mundo y prohibida en otras, es objeto de controversia por los conflictos económicos, morales y sociales que implica, fundamentalmente por afectar a mujeres de poblaciones menos favorecidas, que se ven abocadas a prestarse a ser vehículo de la maternidad de los más privilegiados económicamente.
Hay escenas de Custodia compartida (Jusqu’à la garde, 2017) que se han quedado grabadas en mi memoria por muchos años, una de las mejores películas que muestran la violencia machista en el contexto de una separación conyugal, sin filtros.
Los estudios de impacto de género tras la pandemia de la COVID-19 revelan que la brecha de género afectará a una generación más de mujeres que la sufrirán, y es que la pandemia ha incidido en los trabajos feminizados y ocupados en su mayor parte por mujeres. A raíz de la pandemia se visibilizó más aún la situación precaria de muchas familias, en su mayoría monomarentales, poniendo en la calle a miles de mujeres que ya se codeaban con la inestabilidad laboral antes de ser confinadas.
Artículo de opinión por Roberta Sciacca – Voluntaria de Fundación Mujeres
Artículo de opinión por Roberta Sciacca – Voluntaria de Fundación Mujeres
Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de las Subvenciones del 0,7 a actividades de interés social.
Poniendo el foco sobre las relaciones de violencia en el ámbito de la pareja (teniendo en cuenta que estas se pueden dar en cualquier contexto que implique la relación con otra persona, sea en el ámbito familiar o laboral, entre otros) las consecuencias de estas abarcan más allá de la propia relación sentimental.
Hasta la actualidad, eran pocos los casos en los que un acto de violencia sexual sin contacto físico (como la difusión de vídeos o fotografías de contenido erótico sin el permiso de la persona protagonista de dichas imágenes) había recibido el reconocimiento y la sentencia correspondiente a un acto de agresión sexual.
Por Esther Morales Ortega – Equipo de voluntariado del Observatorio de Violencia
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