Derechos reproductivos y sexuales: Partos en el agua

La gran mayoría de mujeres que son asistidas en centros hospitalarios públicos o privados, no contemplan la posibilidad de realizar la labor de parto en el agua. En muchos sitios se desconfía de las hipotéticas complicaciones  que puede tener el parto en el medio acuático.

Carmen Sánchez (nombre ficticio reservar la identidad real de la mujer) tinerfeña de 40 año, explica:

“El agua me hizo un efecto de bálsamo, me relajé totalmente y la tensión del parto desapareció por completo. Enseguida noté la cabeza de mi hija, me concentré, tomé mi tiempo  para hacer el expulsivo  de manera consciente y allí estaba ella, yo misma la cogí”. Ha tenido dos partos en su casa, asistida por el comadrón Jesús Sanz.

Según datos oficiales en los hospitales generales solo cuentan con el parto asistido con anestesia epidural  para aliviar los dolores y el habitual control y seguimiento de la madre ( muchas veces incómodo) y el bebé. El desconocimiento como la falta de formación de los profesionales de la salud, la falta de material y hospitales preparados hace inaccesible a las mujeres esta opción para dar a luz. Por el momento en la Cartera de  la mayoría de la Sanidad Pública no está esta opción de forma accesible.

Por ejemplo, en algunos hospitales de la sanidad pública pueden contar con 1 bañera para parto que está vacía, puede ser solicitada  pero solo puede  ser utilizada  la fase de Dilatación, no en la fase de Expulsión. A día de hoy, los hospitales de la red privada o semiprivada suelen contemplar  y estudiar esta posibilidad.  En España el uso de la hidroterapia para facilitar el parto en el agua es aún poco conocido.

Solo los centros hospitalarios de algunas comunidades autónomas ofrecen esta posibilidad de partos en el agua a las mujeres dentro de la sanidad pública, algunos de estos  se pueden encontrar: Tarragona, Reus;  Galicia; Alicante; Euskadi, Deba; Tenerife. Esta motivo reinca  los derechos a una sanidad global obstétrica y tener  libre acceso a las distintas opciones de parto: por cesáreas, ya sea con epidural o no incluido nacimientos por  parto en el agua, y siempre con información íntegra y no sesgada.

Michel Odent, el médico francés que revolucionó la forma de dar a luz e impulsó el parto acuático hace 40 años,  dio a conocer este método en su país. Sus pacientes realizaban el trabajo de parto acompañadas y apoyadas por sus parejas y otras personas queridas.  Odent notó que sólo estar cerca del agua tenía un efecto positivo en las mujeres que estaban por dar a luz. En 1977, un hospital estatal cerca de París comenzó a cambiar la forma en que las mujeres  daban a luz (BBC, 2017).

El médico francés creía que el parto se había vuelto demasiado científico y quería “ensayar” un enfoque más natural. Por lo que gradualmente, junto a su equipo, «introdujo el concepto de salas de parto  más hogareñas: una habitación pequeña sin aparatos médicos  visibles para que las mujeres se sintieran cómodas” (BBC, 2017)

En la Declaración de las Naciones Unidas (1993), se define como violencia hacia la mujer: La violencia obstétrica como un tipo más de violencia de género arraigada en las prácticas institucionales del sistema de salud. «La violencia obstétrica como producto de la intersección de la violencia estructural de género y la violencia institucional en salud, es un tipo de violación a los derechos sexuales y reproductivos hasta ahora muy poco problematizado e invisibilizado» (N., Magnone y C. Farías, 2022). 

Al respecto se debe aclarar que existe un marco legal internacional muy amplio que identifica plenamente los derechos relacionados con la vida reproductiva: Derecho a la dignidad personal: Art.1, Declaración Universal de los Derechos Humanos; Art. 11, Convención Americana sobre Derechos Humanos. Es importante resaltar que se considera personal de salud a todos aquellas personas que trabajan en un servicio de salud se trate de los profesionales, médicos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, obstétricas, etc.) o de quienes se ocupan del servicio administrativo o maestranza. 

Las mujeres que se atienden en estas instituciones, públicas o privadas, tienen el derecho a negarse a ciertas prácticas propuestas por el personal de salud, a estar acompañadas durante el trabajo de parto y parto, a que no las separen de sus hijas/os innecesariamente, entre otros derechos.

Los Derechos Humanos que se vulneran en el Parto 

  • A la intimidad, por la intromisión no consentida en la privacidad de las mujeres, mediante la exhibición y/o revisión masiva del cuerpo y los órganos genitales. Un ejemplo son los tactos vaginales repetidos y realizados por distinto personal de salud.
  • A la integridad corporal que se relaciona con los principios básicos de privacidad, autonomía y dignidad. 
  • A no recibir tratos humanos crueles  o degradantes. Con la insensibilidad frente al dolor, el silencio, la infantilización, los insultos, los comentarios humillantes y malos Página 13 de 21 tratos (sobre todo en las mujeres que ingresan a los hospitales públicos con síntomas que generan sospechas de abortos provocados). 
  • Al más alto nivel de salud posible, cuando no se aplican los conocimientos mas actualizados y se causa daño e iatrogenia.
  • Atención Humanizada del Parto y Nacimiento: Una práctica no violenta de atención del embarazo, parto y nacimiento, asegura el respeto de los derechos fundamentales, de los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, reduciendo complicaciones perinatales, la mortalidad materna y los costos de la asistencia médica.

Prácticas recomendadas por la OMS (WHO/FRH/MSN/96.24)

  • Permitir que las mujeres tomen decisiones acerca de su cuidado. Acompañamiento continuo durante el trabajo de parto.
  • Libertad de movimiento y posición durante el trabajo de parto. No hacer episiotomía de rutina.
  • No hacer rasurado y enema de rutina. No hacer monitoreo fetal electrónico de rutina.
  • Permitir la toma de líquidos y alimentos en el trabajo de parto.
  • Restringir el uso de oxitocina, analgesia y anestesia.
  • Limitar la tasa de cesárea al 10-15.

Autora: Natalia Rodrigo, voluntaria de Fundación Mujeres.

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