Con el aumento de los casos del virus Zika y su posible vinculación con casos de microcefalea en recién nacidos en América Latina y el Caribe, los Estados de la región han recomendado a las mujeres no quedar embarazadas. En esta región más de la mitad de los embarazos son no deseados por razones de violación sexual y falta de acceso a anticonceptivos modernos. El aumento de este virus y su efecto en los embarazos pone en evidencia la dificultad de acceso a la salud sexual y reproductiva en América Latina y el Caribe, lo que ha hecho daño a mujeres por mucho tiempo antes de la amenaza del virus Zika.
En 2014, una mujer embarazada, Michelle, recibió trato discriminatorio y violento por el hecho de que ella es portadora de VIH/SIDA. Su médico la esterilizó sin su permiso para que ella no trajera “más hijos enfermos a este mundo.”
Una mujer embarazada de Chile, Tania, necesitaba un tratamiento de quimioterapia para salvar su vida cuando fue diagnosticada con cáncer. Sin embargo, el aborto está prohibido en todos los casos en Chile, y ella tuvo que acudir a un aborto clandestino para poder recibir el tratamiento que necesitaba.
Otra joven, de 16 años, murió cuando su tratamiento contra la leucemia que podría haberle salvado la vida fue negado por la posibilidad de hacer daño a su feto.
Estas situaciones muestran la posición de estos Estados y su leyes: ser madre es una obligación para las mujeres y el embarazo es la responsabilidad de la mujer. Las vidas de millones de mujeres y niñas de la región están a la merced de los sistemas de salud públicos y los estereotipos de género discriminatorios presentes en las sociedades latinoamericanas. La amenaza del virus Zika ha llamado la atención de la comunidad internacional a la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, entre ellos al aborto seguro, que han experimentado millones de mujeres en la región y que ha puesto la salud y vida de millones de ellas en riesgo.
Estos son algunos de los casos que recoge un nuevo informe de Amnistía Internacional que demuestra que la violencia contra las mujeres sigue siendo una pandemia en América Latina y el Caribe.
Para más información:
Amnistía Internacional: ¿Mujeres o incubadoras?
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