50 años lleva desarrollándose el conflicto político entre Israel y Palestina. No es un conflicto armado oficial según Naciones Unidas, sin embargo, la ocupación israelí sobre el territorio palestino y la vulneración de los derechos humanos de las, aproximadamente, 2 millones de personas que viven en el territorio que correspondería a la denominada “franja de Gaza”, es abiertamente público. Además de ese lugar, las mujeres palestinas que viven en los campos de refugiados del territorio palestino, Cisjordania o Jerusalén, también sufren la violencia sexual y violaciones del derecho internacional.
En la franja de Gaza “los niveles de violencia contra las mujeres -física, sexual, psicológica, económica y política- mayoritariamente por parte de sus parejas o de familiares con quienes conviven tanto en el hogar como en espacio públicos, se dispararon tras la ofensiva de 2014 (la Operación Margen Protector). El 39,6% de las gazatíes -un 6.6% más que hace dos años- la ha sufrido en su familia, y una de cada cinco (19%) ha sido víctima de abusos o agresiones sexuales y un 63% hasta diferentes tipos de violencia”, según una investigación de Alianza y Action Aid, realizada en 2015.
Los desplazamientos provocados tras las hostilidades en 2014, han incrementado especialmente la violencia física y emocional o psicológica. La primera la sufren un 28,2% y se manifiesta con insultos y humillaciones, pero también con amenazas de arrebatarles los/as hijos/as o a través del confinamiento de las más jóvenes en las casas. Le siguen la violencia económica, las agresiones físicas, actitudes de control del comportamiento y violencia sexual. Además, un 4.4% de las gazatíes afirma que sus parejas se niegan a utilizar métodos anticonceptivos durante sus relaciones sexuales, pese a que así se lo piden.
Según feministas palestinas: “las agresiones contra los cuerpos y la sexualidad de las mujeres es consustancial a la lógica de eliminación del proyecto colonial israelí. La violación y otras formas de violencia sexual contra mujeres palestinas han sido siempre un elemento constitutivo de los intentos del Estado sionista de eliminar y expulsar a los palestinos indígenas de sus tierras. Además de la violación y otras formas de violencia sexual, la lógica racial refuerza el imaginario y el proyecto de conquista y explotación de la tierra palestina, transformándola en la polis judía.”
Los principales agentes de la violencia sexual contra las mujeres palestinas son los soldados del ejército israelí. Sin embargo, como afirman numerosos datos y testimonios, también las mujeres sufren a manos de sus pares palestinos.
“Algunas veces siento que era su esclava pero otras veces me digo a mí misma que no, esto es resistencia, esto es sumud, esto es poder…”. Samira, mujer palestina.
“En todas las guerras del mundo la gente sufre, pero las mujeres por lo general sufren doblemente. Las mujeres generalmente son las más pobres de los pobres. Si cuando sos pobre no tenés nada, las mujeres tienen menos que nada.” Salam Hamdan, activista feminista palestina.
” Debo decirles que cuando asaltaron mi casa y nos echaron me asusté muchísimo. Que me sentí también muy angustiada cuando arrestaron a mi hijo. Pero mis miedos a ‘ya saben qué’… a que abusara de mí, a que me violara con sus grandes manos azules y más… fueron los momentos más aterradores de mi vida . [1]” Sama, una mujer palestina de treinta y seis años.
Para más información consulta los siguientes enlaces:
Resumenlatinoamericano.org: “Palestina. La violencia sexual, el cuerpo de la mujer y los asentamientos coloniales de Israel”.
Tribuna feminista: “El 40% de palestinas de la Franja de Gaza es víctima de la violencia de género”.
Aps y ActionAid (2015). Violence Against Women in the Gaza Strip