¿Hay machismo en tu empresa?

Por Lorena RamosEquipo de Trabajo del Observatorio de Violencia

Para poder afirmar que una empresa es sexista debemos prestar atención a diferentes cuestiones, en primer lugar, valorar la igualdad de oportunidades de mujeres y hombres dentro de la empresa, es decir, si ambos pueden desarrollar su carrera profesional sin ninguna limitación. Deberemos, por tanto, echar un vistazo a los salarios, la posibilidad de promoción y ascenso, el porcentaje de mujeres en puestos de alto cargo, si las decisiones se toman dentro o fuera del horario laboral, etc.
Existen actitudes interiorizadas en las mentes de las personas que son vividas y disfrazadas como culturales e innatas y que en realidad son actitudes machistas aprendidas y que acaban traduciéndose en comentarios sexistas. En bastantes empresas suelen tener lugar actitudes que se pasan por alto como comentarios despectivos o comportamientos sexistas, como pueden ser chistes denigrantes para las mujeres, lenguaje ofensivo, críticas hacia el físico y aspecto de las mujeres (por exceso o por defecto), miradas y silbidos cuando una mujer pasa por una zona de trabajo donde predominan los varones, etc.
Una empresa es machista si se ponen en duda las capacidades de las mujeres simplemente por su sexo, si se rechazan sus propuestas sin siquiera considerarlas, y cuando se esperan de ella determinadas funciones estereotipadas como, por ejemplo, servir café. También existe machismo cuando la empresa hace uso de publicidad sexista, utilizando a la mujer como reclamo o invisibilizando a estas.

Algunas de las situaciones de discriminación que se dan hacia las mujeres en las empresas podrían ser las siguientes:
– Que te confundan con la secretaria:
Durante muchos años los puestos dedicados exclusivamente a las mujeres eran los de administración o auxiliar, esa idea permanece en el remanente de muchas personas, imaginando antes a las mujeres como secretarias que en puestos de decisión.
– Que te confundan con la camarera:
Unido a la idea de secretaria, cuando la presencia de mujeres es escasa, o esta se encuentra en una sala rodeada de varones, en ocasiones se producen situaciones en las cuales se las considera encargadas de preparar el café.
– La manera de referirse a ellas:
Existen ciertas formas de dirigirse a las mujeres en los espacios de trabajo que nunca se usarían para referirse a un varón; preciosa, bonita, encanto, señorita, etc.
– Si te quejas es que tienes la regla:
Una respuesta habitual y muy expandida en el imaginario colectivo es relacionar los cambios de humor y las quejas con la menstruación, restándole importancia al carácter de una mujer y a su opinión, dado que sería algo “puntual”.
– Quiero hablar con un hombre: 
En ciertas situaciones, se pide el contacto con un responsable varón, al cual se considera con más poder de decisión y actuación.
– El rechazo de una idea: 
Se puede producir la situación en la cual una mujer tiene una idea que es ignorada por el resto de compañeros, sin embargo, cuando esta misma idea sale de la boca de un hombre es aceptada y consensuada por el resto de varones.
– Que te pregunten sobre tus expectativas maternales:
Cuestión irrelevante para los varones, a las mujeres les puede suponer no ser contratadas o ser despedidas. Además, al cumplir los treinta son frecuentes las preguntas sobre la maternidad, aún cuesta creer que una mujer no desee quedarse embarazada.
– Ser acosada:
El acoso sexual es más frecuente y está más silenciado de lo que se cree. Este puede llegar al despido de la mujer si esta no responder a los flirteos de su jefe, por ejemplo.

Todas estas actitudes incurren y perpetúan la discriminación de las mujeres, que muchas veces son situaciones normalizadas al ser eventos cotidianos en el ambiente laboral, y que crean actitudes consolidadas y casi invisibles. En Estados Unidos, se ha creado la web Inhersight con el propósito de visibilizar el machismo en las empresas. Ursula Mead, su creadora, quiere que sirva de herramienta en todo el mundo, y su objetivo es visibilizar la desigualdad en las empresas y crear un debate social sobre la igualdad laboral.

También se ha impulsado un novedoso proyecto conocido como The Everyday Sexism Project, que recoge las actitudes sexistas más cotidianas con las que se encuentran las mujeres en su día a día a modo de denuncia, pues, como afirma su impulsora Laura Bates, no debe de pasarse por alto ninguna actitud sexista puesto que no se haría lo mismo con otro tipo de discriminación, como por ejemplo una actitud racista.

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