Este pasado 8 de marzo nos encontramos con una terrible noticia de un feminicidio en Chile de una joven colombiana de 21 años que fue brutalmente asesinada por su pareja y cuyos restos aparecieron en el Río Mapocho.
Esta fue la forma en que apareció la noticia en los periódicos:
– Titular en portada: “El amor y los celos la mataron”
– Titular interno: “El amor violento de la bella colombiana descuartizada”
En los medios de comunicación se siguen tratando las noticias de violencia machista con vocabulario no solo muy poco adecuado, sino totalmente erróneo y que oculta la realidad de lo sucedido. No se trata de crímenes que tengan ninguna relación con los celos, el amor, o la locura, se debe dejar de asociar este tipo de conceptos a lo que son crímenes de odio hacia las mujeres.
No es sorprendente encontrarse noticias refiriéndose a víctimas mortales de violencia de género con titulares tales como “pareció muerta”, “muere por amor”, “Muere y deja solo a dos niños pequeños”. De esta manera los medios de comunicación dificultan en gran escala la erradicación de este tipo de crímenes.
Es una total falta de información y de conocimiento para mostrar la realidad, y la realidad es que las mujeres no aparecemos muertas, no morimos por amor, no dejamos solos a nuestros hijos e hijas, la cruda realidad es que nos matan, y el número de víctimas va en aumento según pasan los días.
Titulares como este, hacen más daño a la sociedad, “los celos” no tienen el poder de matar a nadie, ni justifican tales actos, por lo tanto paremos de justificar tantos y tantos asesinatos. Cada mujer asesinada tenía un nombre y cada culpable otro. Nombres y apellidos que se diferencian entre víctimas y asesinos.
Asesinos, hombres que creen tener el derecho de controlar la libertad de una mujer, de limitar sus relaciones sociales, sus amistades, su trabajo, el contacto con su familia… Creer que su pareja le debía sumisión y él es el que tenía la total autoridad para decidir por los dos qué es lo mejor y en caso de encontrar una respuesta negativa, o que no cumple con sus expectativas, creerse con derecho de castigarla y herirla, en este caso y en muchos otros hasta la muerte.
Pero no nos equivoquemos, las mujeres no somos más débiles, no le debemos sumisión a ningún hombre, somos personas independientes, libres, con la capacidad de tomar nuestras propias decisiones y elegir cual es el camino que deseamos seguir en la vida sin la necesidad de ningún tipo de aprobación o consentimiento con la premisa de que es por nuestro propio bien, tratándonos como si fuéramos menores a quienes hay que cuidar y proteger de un peligro inexistente.
Para más información visita:
LA CUARTA El amor violento de la bella colombiana descuartizada
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