Diego Gafo (mundiario.com)
Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y hasta el día 29 de agosto, han fallecido en España 40 mujeres víctimas de la violencia de género. Desgraciadamente, parece que vamos a superar las 54 mujeres asesinadas del año pasado… Haciendo una simple operación matemática observamos que, de media, una mujer es asesinada cada semana. Es llamativo que de las 40 mujeres asesinadas este año solo habían presentado denuncia 11, y que 2 habían retirado la denuncia. Lo malo, o lo peligroso —o ambas cosas— es que ya no hemos acostumbrado a esto. Y vemos como algo normal que un hombre mate a su mujer o a su compañera, como dirían los posmodernos trasnochados.
Parece un tema serio, y como tal debe ser tratado por nuestros políticos… Pero no, no es así. Siempre aparece algún alcalde que hace gracietas insinuando que no sube en ascensores con mujeres por si se quitan el sujetador y lo acusan de abusar sexualmente de ellas. Otro alcalde gracioso es aquel que opina que no tiene claro que su oponente política sepa pasar el aspirador… Evidentemente, nadie pone en su sitio a estos catetos con bastón de mando. Los altos mandos políticos se dedican únicamente a atizar al otro… y así ad nauseam. ¿Qué se puede esperar de un Gobierno que para prevenir las violaciones culpa a la mujer y la anima a llevar un silbato?
El problema, en el fondo, no es legal ni jurídico. El problema es de educación. Y la única solución es enseñar a las nuevas generaciones —y a las viejas— el significado del respeto. Algo incompatible con la imagen que ofrece la sociedad actual, donde se presenta a la mujer como un objeto. Al final, la frase «la maté porque era mía» toma un sentido literal en pleno siglo XXI. Quizá si todos pusiéramos de nuestra parte, comenzando por los mandamases y pasando por los medios de comunicación, la realidad cambie…
Piensen. Sean buenos
Publicado en mundiario.com 01-09-2014 (Ver artículo en fuente original)