Los efectos de la pandemia de Covid-19 a nivel mundial y la paulatina reincorporación a la «normalidad», han condicionado nuevas formas de relacionarnos, no solo para evitar el contagio, sino también para afrontar el aumento de conductas violentas en todos los estratos de la vida social. Esta situación afecta especialmente a las mujeres, que por su condición de género, enfrentan altos riesgos de conductas violentas en su entorno.
En el caso de El Salvador, según datos del Observatorio de Seguridad Ciudadana de las Mujeres, basados en reportes de la Fiscalía General de la República (FGR), solo de enero a junio del 2021 hubo 464 mujeres desaparecidas, mostrando un aumento del 65.71% comparado con las cifras de 2020 durante la misma fecha. En este mismo periodo, la FGR recibió un promedio de 9 denuncias diarias de violencia sexual; ha notificado un aumento de los casos de violencia intrafamiliar con 671 denuncias, 24% más que en 2020; y un notable incremento de los feminicidios, con un 45.61% más en comparación al 2020.
Ante esta alarmante situación, muchas mujeres buscan nuevas formas de aprendizaje y herramientas para protegerse de la violencia de género en su entorno, como son clases de defensa personal y salud emocional.
Esta iniciativa ha sido impulsada por la Asociación Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes, conocido como Las Mélidas, de conjunto con Fundación Mujeres y el apoyo financiero de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo, a través del proyecto “Jóvenes salvadoreñas empoderadas para el ejercicio de su plena ciudadanía”.
De este proyecto se desprende el Taller de Autodefensa Personal Feminista impartido por la salvadoreña Claudia Fuentes, una atleta de cinturón negro en Karate Do, con 20 años de experiencia. Al taller asistieron 50 mujeres de entre 19 y 30 años. Divididas en 2 grupos, las participantes han aprendido a través del estilo Shito Ryu de Karate, diferentes maneras de cómo esquivar un golpe o las mejores formas de evitar una situación en la que se vulnere la integridad de las mujeres.
De este modo, a partir de herramientas teóricas y prácticas, este espacio ha contribuido a elevar los niveles de confianza y autoconfianza, autonomía, autocontrol e iniciativa para desenvolverse de las mujeres participantes.
Según Claudia Fuentes, «la delincuencia, las crisis social, de salud y económica, vuelve vulnerables a las personas y en especial a las mujeres». Ante ello afirma que “no hay mejor herramienta que aprender a tener el control, cuando se va por la calle o incluso en el hogar que puede ocurrir cualquier situación, los agresores nunca esperan que una reaccione», al mismo tiempo que señala que «este tipo de ejercicios se utilizarán como última instancia», para lo que recomienda a sus alumnas analizar siempre la situación porque a veces es mejor pedir ayuda.
Para Alía Aguilar, una de las asistentes al taller, este tipo de actividades son espacios importantes porque “estamos socializadas como mujeres para ser débiles, aceptar el destino y no defendernos, por eso es importante compartir experiencias y aprender a cuidarnos entre todas”. A lo que termina añadiendo: «la violencia existe fuera y dentro de casa, mientras no se cambie el pensamiento de que las mujeres son débiles y los hombres son los que dominan, no habrá cambio en la eliminación de la violencia hacia las mujeres«.
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