El segundo Índice de Normas Sociales de Género del PNUD alerta sobre la necesidad de impulsar un cambio hacia la igualdad de género real

Por Guiomar Martín – Alumna en prácticas de Fundación Mujeres


El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha publicado su segundo Índice de Normas Sociales de Género (GSNI por sus siglas en inglés).

El informe ha sido realizado a partir de los datos recabados en la última Encuesta Mundial de Valores (EMV). Los datos han sido recogidos en dos olas de sondeos entre 2010 y 2022, estos provienen de encuestas realizadas en 80 países diferentes, representando un 85% de la población mundial.

El informe se centra en el persistente problema de los prejuicios contra las mujeres y pone el foco en cuatro ámbitos específicos : la educación, la política, la economía y la integridad física.

Los resultados son inquietantes y muestran una alarmante falta de avances durante esta última década en la superación de prejuicios basados en el género. En efecto, 9 de cada 10 personas siguen manteniendo un sesgo contra las mujeres en al menos uno de los cuatro ámbitos.

En el mundo de la política, las mujeres siguen enfrentándose a numerosas discriminaciones. Por ejemplo, solo 11% de las mujeres tienen un puesto de Jefas de Estado, y apenas 9% sustentan la Jefatura de Gobierno, las cifras no han aumentado desde 1995. Estas desigualdades también se ven reflejadas en los ministerios, donde solo 22% son ministras, y en su mayoría son destinadas a ministerios enfocados en la familia, la juventud, la mujer, el medioambiente, o a ámbitos sociales.

Estas cifras se entienden mejor cuando observamos los prejuicios, ya que el 50% de la población considera que un hombre es mejor líder político que una mujer.

Este patrón se repite en el ámbito económico donde 2 de cada 5 personas piensan que un hombre es mejor ejecutivo empresarial. Esto se observa en los puestos de dirección donde las mujeres solo representan un 28%. Además, casi la mitad coinciden en que un hombre tendría que tener más derecho a un trabajo que una mujer.

Respecto a la educación, los prejuicios son menores pero siguen presentes. Un tercio de las personas defiende que la universidad es más importante para los hombres que para las mujeres, que no necesitan perseguir estudios superiores.

El informe también resalta algo importante, y es que la desigualdad y la discriminación laboral no están ligadas a la educación. Se puede comprobar que en los 59 países donde las mujeres gozan de un mayor nivel educativo que los hombres, la brecha salarial media sigue siendo de un 39%. Esto nos permite afirmar que la desigualdad en los ingresos no se justifica por un mayor nivel educativo por parte de los hombres, sino por un sesgo sistemático en contra de las mujeres.

Por último encontramos la esfera de la integridad física. Es el ámbito con mayores prejuicios, un 75% tiene al menos uno en contra de las mujeres. Una de cada 4 personas consideran que está justificado que un hombre pegue a su mujer, es una cifra más que inquietante en pleno siglo XXI. Este sondeo coincide con las cifras reales de violencia, ya que más del 25% de las mujeres mayores de 15 años han sufrido violencia por parte de su pareja.

El informe es un grito de alarma que debería poner en primer plano la necesidad de impulsar un cambio hacia la igualdad real de género. Nos damos cuenta que los prejuicios están presentes tanto en países con bajo como con alto Índice de Desarrollo Humano (IDH). Estos se mantienen a través de distintas regiones, culturas y niveles de riqueza, convirtiéndose en un problema global.

El informe recomienda abordar de manera directa las normas sociales a través de una educación que contribuya a transformar las mentes de las personas, así como políticas y cambios legislativos que reconozcan los derechos de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.

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