Pocos temas hay que despierten sensaciones y opiniones más opuestas que el aborto. Puntos de vista éticos, materiales, médicos, socioeconómicos… Pero realmente la forma más justa de aproximarse a la verdadera experiencia que supone la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) es el testimonio de aquellas mujeres que se han enfrentado a este proceso. El cual no es sencillo ni libre de consecuencias psicológicas y físicas.
La decisión de interrumpir voluntariamente un embarazo no suele ser fácil; en ella intervienen multitud de factores de salud, personales, sociales, familiares, económicos…y las consecuencias psicológicas pueden ser profundas incluso a largo plazo.
Lucía
Lucía abortó en Sevilla en 2008. Ella dice que el verdadero apoyo fue por parte de su familia: «gracias a mi familia pude resolver la situación. Los médicos no me lo pusieron fácil (…) mi caso era atípico…todos allí dispuestos para investigar, ninguno para ayudarme».
Ella nos recuerda que el aborto sigue siendo un tabú social. Cuando cuentas tu caso, aparecen otros muy parecidos que han estado ocultos, silenciados. Explica que el proceso es largo y duro. Hay que meditar la decisión y una vez tomada, digerirla y perdonarte. Pasar el duelo, superar la culpa. Los impedimentos médicos y legales quitan «capacidad de recuperación emocional» a las mujeres.
Lidia
Lidia es enfermera y abortó en Madrid. Cuando se encontraba en la semana 12 de gestación fue derivada desde el hospital público a una clínica privada: «te hacen firmar lo que vale la intervención…nos preguntamos si esto se hace con otras intervenciones».
Además, cuenta: «fue la peor experiencia de mi vida…estuve en tratamiento psicológico porque tuve una ansiedad horrorosa. (…) Existe un maltrato sistemático en la sanidad cuando hablamos del cuerpo de las mujeres«.
Clara y Lucía
Según recuerda Lucía de Motril, a su pregunta de si podía ver a su hijo para despedirse, la ginecóloga se lo desaconsejó «porque a lo mejor lo echas tú sola o lo mismo hay que ayudarte y sale un pie por un lado y una mano por otro». Si como testigos esta explicación nos deja consternados, imaginemos cómo afectará a la mujer afectada.
A pesar de lo establecido en la ley española del 5 de julio de 2010 que fija los supuestos de la interrupción del embarazo, muchas mujeres se ven obligadas a pelear contra el sistema, tienen que buscar soluciones alternativas, se ven desplazadas a clínicas privadas e incluso deben costearse viajes al extranjero cuando en España se enfrentan a cuestiones éticas que nada tienen que ver con dicha ley.
Clara (nombre ficticio) y Lucía se tuvieron que enfrentar a la decisión de un comité ético ya que sus embarazos se encontraban ya después de la semana 22 de gestación. En ambos casos se trataba de graves malformaciones de los fetos y en ambos casos se les rechazó la solicitud.
Lucía nos cuenta: «No nos enteramos hasta después de que podíamos haber metido a una persona de nuestra parte en el comité ético. En el momento no se nos informó. Era nuestro derecho y no nos permitieron ejercerlo» Lucía tuvo que viajar a París, donde explica que desde el primer momento recibió «trato personalizado e información exhaustiva sobre cada paso del proceso». Clara se vio obligada a desplazarse a Bruselas y allí la doctora que les atendió les dijo que «la ley española y la belga son exactamente iguales. La única diferencia es que en España tenéis un partido provida que gobierna las instituciones».
Como en muchas otras situaciones a las que nos enfrentamos a lo largo de la vida, la información y saber lo que está ocurriendo o va a ocurrir puede hacer que la experiencia de un aborto sea más consciente y responsable y en todo caso, probablemente menos traumática. Por ello, es importante escuchar las experiencias de las mujeres que nos permitirán mejorar y cuestionar muchas de las prácticas actuales.
Si quieres leer las experiencias de estas mujeres u otras, consulta los siguientes enlaces:
Esta actividad forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 28 de septiembre, Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Accesible, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de las Subvenciones del 0,7 a actividades de interés social.