La era digital ha transformado profundamente muchos aspectos de la vida moderna, incluida la manera en que se llevan a cabo delitos graves como la explotación sexual y la trata de personas. Plataformas en línea, redes sociales y aplicaciones de mensajería se han convertido en herramientas utilizadas por los tratantes para expandirse y así engañar, captar y explotar a sus víctimas. Este fenómeno plantea nuevos desafíos para la legislación, la protección de las víctimas y labor de las autoridades para combatir estos crímenes.
La Policía Nacional Española informó que en 2023 se identificaron un total de 1.466 víctimas de delitos de trata y explotación de seres humanos. Por su parte, el Ministerio del Interior Español ha indicado que con posterioridad al Covid-19 se ha incrementado la utilización del método en línea de captación, pero su dificultad para detectarlo no permite obtener datos oficiales que representen el alcance real.
Captación Digital y su Problemática
En 2021, Europol señaló que gran porcentaje de los casos de trata de personas en la Unión Europea involucran el uso de plataformas en línea para captar a las víctimas, reduciendo el riesgo de los captores a ser detectados.
Una de las principales formas es mediante el uso de aplicaciones de citas y redes sociales, donde el criminal busca generar un vínculo de amistad o potencial pareja con la víctima (estrategia conocida como “lover-boy”), construyendo relaciones de confianza para luego introducirla en redes de explotación.
Otra estrategia empleada es la publicación de anuncios falsos de empleo en sitios web de búsqueda laboral y redes sociales, prometiendo trabajos lucrativos en otros países y atrayendo a personas en situaciones económicas precarias.
La digitalización también impulsa el surgimiento de nuevas formas de explotación
Como la coacción de víctimas mediante la difusión de imágenes privadas, contenido sexual o pornográfico, entre otras.
Las tecnologías plantean nuevas dificultades. La primera de ellas es causada por la naturaleza transnacional del delito y su deslocalización. Cada país tiene su enfoque y legislación para prevenirlo, aplicándose diversas jurisdicciones con políticas de privacidad que difieren, complicando así la detección e investigación. Por ello, resulta necesario velar e impulsar por una colaboración internacional.
Sumado a ello, el anonimato del espacio digital, incluidas internet y la deep web, permite que los tratantes muevan sus operaciones a través de múltiples plataformas (de carácter privado y con mensajes encriptados) enmascarando rápidamente sus identidades y dificultando la identificación y rastreo por parte de las autoridades.
Sin embargo, la digitalización también puede ser una herramienta para la prevención y detección de casos de explotación sexual, si quieres saber más consulta el siguiente enlace.
Esta campaña forma parte del activismo que se lleva a cabo con motivo del día 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
Autora: Agustina Harsich