Desde 2006 la interrupción del embarazo en Colombia estaba permitida únicamente en caso de violación, malformación del feto o cuando existiera peligro para la vida de la madre. Aun así, esta quedaba registrada en los antecedentes penales de las mujeres, lo que terminaba por estigmatizarlas y limitarlas en muchos ámbitos de su vida, entre ellos, el laboral.
El hecho de interrumpir el embarazo suponía pena de cárcel. Ello era empleado en muchos casos por las parejas que maltrataban a las mujeres como forma de castigarlas, ya que, al abortar, interponían una denuncia contra ellas, llevándolas directamente a prisión. Esta pena se interponía también en casos de aborto natural, por lo que muchas mujeres que encontraban problemas durante el desarrollo de su embarazo no acudían al hospital con las fatales consecuencias que esto conllevaba. Es preciso sumar a esto la realidad de la alta tasa de embarazo infantil con la que cuenta el país. Por todo ello, el aborto es una forma de proteger a las mujeres y niñas y su integridad tanto física, como psicológica y social.
Con pocos votos de diferencia, la despenalización del aborto en Colombia es ya una realidad desde este mes de febrero.
Amnistía Internacional reconoce que este es un gran paso para los Derechos Humanos de las Mujeres: se les devuelve cierto poder sobre su cuerpo y las decisiones sobre él. Es un avance en los derechos reproductivos. Es preciso tener en cuenta que la mayor parte de la población que lleva a cabo este proceso de aborto, son mujeres de bajo nivel socioeconómico, por lo que las prácticas no cuentan con la seguridad necesaria para la salud, viéndose extremadamente perjudicadas e, incluso, llegando a la muerte.
El fallo de la Corte Constitucional ha despenalizado el aborto hasta las 24 semanas, es decir, los 6 meses de gestación. Este tiempo supone también un margen importante para las mujeres de zonas rurales, quienes tienen un acceso más difícil a servicios de salud por lejanía y ubicación. Pasado este período, solo será legal abortar teniendo en cuenta los tres supuestos explicados anteriormente.
Hechos históricos como este -que desde Fundación Mujeres apoyamos y compartimos- nos acercan, poco a poco, a alcanzar la erradicación de violencias hacia las mujeres y a su plena igualdad y libertad de decisión.
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