Por Ruth Prada Yáñez – Equipo de voluntariado del Observatorio de Violencia
El pasado domingo 9 de septiembre se volvieron a oír insultos y voces de rechazo contra las mujeres que participaron en la compañía mixta que desfiló por la Calle Mayor de Hondarribia durante sus fiestas patronales. Desde hace 25 años, un grupo de mujeres de esta ciudad vasca reivindica su derecho a formar parte del desfile en igualdad de condiciones con los hombres, pero el desprecio y la oposición de gran parte de las vecinas y los vecinos de esta localidad se repite año tras año, como ha quedado patente en esta ocasión.
La compañía Jaizkibel, la única en la que desfilan mujeres, fue recibida con plásticos negros y pitidos de los detractores que se niegan a que las mujeres salgan vestidas de soldados desfilando junto a los hombres, ya que la tradición manda que su único papel sea el de cantineras. Año tras año se repiten los insultos y esta edición ha sido testigo de enfrentamientos entre los partidarios y los detractores del alarde mixto.
Para que las mujeres que participaban en la compañía mixta pudieran terminar el recorrido, fue necesaria la intervención de la Ertzainza, que las escoltó y fue pidiendo calma por megafonía. Jaizkibel sí recibió el respaldo de las instituciones. El número dos de la Diputación guipuzcoana, Denis Itxaso, había hecho un llamamiento para que el público no mostrara pancartas y plásticos negros al paso de las mujeres. También han apoyado a las mujeres con su presencia en el Alarde de Hondarribia la presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Eider Mendoza, del PNV, la directora del Instituto Vasco de la Mujer, Izaskun Landaida, la portavoz parlamentaria de EH Bildu, Maddalen Iriarte, así como miembros de Podemos Euskadi y Ezker Anitza-IU, entre otros.
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