Por Julieta Delgado – Equipo de voluntariado del Observatorio de Violencia
Este artículo ha sido escrito tras ver la serie ‘Sex Education’ y contiene spoilers para aquellas personas que todavía no la hayan visto.
Como bien sabemos, la impartición de Educación Sexual Integral en las escuelas resulta de fundamental importancia desde edades muy tempranas para poder identificar, entre otras cosas, cualquier tipo de abuso. Además, permite tener un conocimiento sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos que nos evita atravesar situaciones donde otros pueden llegar a ejercer poder sobre nosotros y nosotras, o en algunos casos obligarnos a realizar cosas que no queremos o desconocemos.
En los últimos días, se ha lanzado la segunda temporada de la famosa serie producida por Netflix: «Sex Education«. La misma mantiene la función de entretener al público, y también lo instruye en esta cuestión tan importante. Y lo hace dejando en evidencia la falta de conocimiento sobre muchos de los temas que integran la Educación Sexual Integral. Estos tienen que ver con cuestiones puramente sexuales y con prevención y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual. La información que brinda, se transforma así en conocimiento otorgando mayor poder de decisión sobre nuestros cuerpos.
La primera temporada de la serie presenta a ‘Otis’ como su protagonista. Él es chico con experiencia sexual nula que utiliza los conocimientos de su madre psicóloga y sexóloga para dar consejos de todo tipo a sus compañeros y compañeras de clase. Sin embargo, en esta segunda temporada, las mujeres de la serie cobran un papel más relevante y realzan su voz. Como sucede en la escena mundial.
A raíz de un brote de clamidia en el colegio, la Doctora Jean deja en evidencia la necesidad de tener un programa de Educación Sexual Integral en el colegio. La falta de conocimiento e información hace que el alumnado e incluso el Director crean que esta enfermedad se contagia a través de la respiración. Pero es de transmisión sexual. Así, la serie con público masivo y mundial deja entrever el mensaje de los y las jóvenes del mundo: el reclamo por el derecho a recibir información sobre sexo seguro, sexualidad, placer, menstruación, y abuso, entre otros.
Por otra parte, ‘Maeve’ y ‘Aimee’, mujeres, toman protagonismo. La primera va demostrando su empoderamiento femenino y su confianza en sí misma. La segunda, en cambio, vive un episodio traumático y común que nos ha sucedido a muchas: un hombre se masturba en el autobús, nadie la ayuda y se siente confundida y asustada.
Quizás el capítulo más interesante y representativo de la realidad actual es aquel en el que al grupo de chicas del colegio se le asigna la tarea de reflexionar acerca de las cosas que tienen en común. La respuesta lamentablemente no sorprende: son el patriarcado y la violencia machista. Sin embargo, la solución arroja esperanza: es la sororidad y la empatía entre ellas para superar y acompañarse. Un logro del feminismo.
En rasgos generales, podemos decir que esta serie permite al público de todas las edades, y sobretodo al más joven, replantearse las formas de relacionarnos y de abordar nuestros vínculos, o que la convierte en un dispositivo de entretenimiento y educación a la vez. Esta última, debería ser garantizada por el Estado y la familia, pero la realidad es que aún queda mucho camino por recorrer.
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