Programas europeos de intervención para hombres que ejercen violencia de género

Por Petra Godoy – Voluntaria de Fundación Mujeres


Cuando hablamos de violencia de género, es lógico pensar que esta lacra social tiene dos vertientes de solución: la protección de las mujeres y los/as niños/as víctimas de esas violencias y el trabajo con el maltratador.

Se ha tardado mucho en poner el foco en educar a los maltratadores, pero finalmente en Europa, se comenzó este trabajo hace 25 años. A partir de aquí, se han intentado aunar medidas intercambiando información sobre los diferentes programas de intervención que se impartían en los países europeos y, finalmente, se creó el programa denominado “Daphne”. Los objetivos de este programa eran:

  • Realizar una encuesta a 170 programas existentes de maltratadores en los diferentes países de la Unión Europea.
  • Crear programas de calidad a partir del estudio de estas encuestas.

En España, el primer contacto que hubo con programas como el «Daphne» tuvo lugar durante los años 80, pero no fue hasta 1990 que empezaron a funcionar formalmente.

Desde organismos internacionales, como la Plataforma de Acción de la cuarta Conferencia Mundial sobre Mujeres de la ONU en Beijing (1995) y el Comité de Ministros del Consejo de Europa, aconsejaron a los gobiernos, administraciones públicas y organizaciones comunitarias, promocionar e investigar para ir mejorando estos programas, con la finalidad de mentalizar sobre la igualdad en el mundo y la protección de las mujeres y los/as menores expuestos a esa violencia.

A raíz de estas recomendaciones mundiales, se llevaron a cabo una serie de encuestas que facilitaron la creación de 3 objetivos específicos para continuar trabajando en esta línea:

  • Obtener información.
  • Intercambiar experiencias entre los países europeos que estaban implementando estos programas.
  • Centralizar la información elaborando unos criterios y contenidos en conjunto en la medida de lo posible.

La metodología elegida para llevar a cabo estas directrices, fue adaptar la realidad a los diferentes contextos de los 27 países de la Unión Europea. Así, se elaboró un cuestionario con 50 preguntas. Y, se establecieron 8 indicadores con el objetivo de trabajar en la misma línea:

  1. Información básica
  2. Personal
  3. Financiación
  4. Cooperación y contexto (incluida derivación y acogida, metodología)
  5. Contenido del trabajo
  6. Contacto con la pareja, apoyo y seguridad para las víctimas
  7. Calidad, documentación, evaluación
  8. Preguntas finales y comentarios

Como consecuencia de los resultados conseguidos, nació el proyecto europeo “Trabajo con hombres que ejercen Violencia de Género en Europa” (Work with Perpetrators of Domestic Violence in Europe-WWP), que se llevó a cabo entre el 2006 y el 2008, y fue cofinanciado por el Ministerio Federal Alemán de la Familia, Las Personas Mayores, Las Mujeres y la Juventud. Este programa se llevó a cabo en ocho entidades europeas.

Al principio, el proyecto se empezó a implementar en hombres que habían ejercido violencia de género y que no residían en centros penitenciarios. Los programas se llevaron a cabo en diferentes lugares y por diferentes profesionales, desde psicólogos expertos, por internet, en institutos de la mujer y en cualquier institución pública relacionada con la temática.

En el año 2007, se realizó el vaciado de datos de un total de 170 programas en 19 países, similares a este. Después de ese trabajo de campo, el equipo que dirigía el proyecto se reunió en Berlín en 2008, donde elaboró las siguientes “Directrices para el desarrollo de estándares de calidad para los programas dirigidos a hombres que ejercen violencia doméstica”:

  1. Las condiciones previas para el trabajo con hombres que ejercen violencia doméstica. El objetivo de esto es priorizar la seguridad de las víctimas, hijos /as y profesionales que trabajan en ello.
  2. Colaboración con los servicios de apoyo a las víctimas y los sistemas de intervención. El sistema de intervención tiene que acoplar los programas a agresores junto con las asociaciones contra la violencia de género, cooperando con los servicios de apoyo a las mujeres agregando todos los profesionales que de alguna manera están relacionados con el tema, como sistema judicial, servicios sociales, sanitarios y protección de menores, siendo financiadas por la administraciones correspondientes.
  3. Modelo teórico y concepto de trabajo explícito. Los programas estarán a cargo de profesionales sensibles con esta injusticia, conscientes de la responsabilidad de los hombres ante esta violencia, absteniéndose de culpabilizar a la víctima, así como de minimizar el problema. Es decir, hablamos de expertos que cumplan los siguientes requisitos en su formación:
    • Comprensión de las masculinidades y la teoría de género con sus influencias sociales, culturales, religiosas, étnicas y políticas.
    • Los diferentes tipos de maltrato y de violencia de género bien definidos y claros.
    • Detección de los mecanismos que causan y llevan a la violencia.
    • Intervención y cambio social.
    • Enfoque profesional hacia el cambio de actitudes y comportamientos violentos de los maltratadores.

Para más información sobre estos programas consulta el siguiente enlace:

Si te interesa este contenido, ¡compártelo!