Snapchat, la mejor red social contra la violencia de género

Un grupo de activistas indios ha creado un perfil en esta red social con el nombre de LoveDoctorDotin, que ofrece ayuda y consejos a los adolescentes que sufren violencia doméstica o están en una relación abusiva.

Las redes sociales son armas de doble filo, ya que seis de cada diez adolescentes sufren acoso a través de ellas, según alertaba la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo en 2014. Pero por otro lado, las redes pueden ser una de las herramientas más útiles para combatir la violencia de género.

Snapchat tiene más de 100 millones de usuarios, es la red preferida para menores de 23 años, por ello es la mejor manera de llegar a los adolescentes. Además, los mensajes enviados a través de esta red se eliminan a los 10 segundos de haber sido leídos, lo que evita que puedan ser descubiertos por un agresor y la convierte en la «plataforma perfecta», según los creadores.

«Snapchat nos permite guardar extremadamente la privacidad e intimidad de la víctima, lo que les ayuda a soltarse y hablar con nosotros», argumenta uno de los activistas. Además, explican su dinámica: «la información es lo más importante. Con frecuencia, la gente busca primero para saber más y después ya se plantea opciones. Así, lo primero que les enviamos es una guía de ayuda, luego seguimos a su disposición».

La cuenta lleva solo tres semanas en funcionamiento, pero ya recibe peticiones de ayuda diariamente y no sólo de la India, sino también de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá o el sur de Asia. «También nos están llegando muchísimas peticiones de ayuda de hispanohablantes, así que necesitamos que se sumen al proyecto psicólogos que hablen español», cuentan los tres jóvenes, que reconocen que hasta ahora han atendido estas peticiones con el traductor de Google.

Así, les gustaría expandir esta idea a escala global, por lo que buscan terapeutas o especialistas interesados (que hablen otros idiomas además de inglés) para trabajar ayudando a jóvenes de todo el mundo. Su premisa principal es que la tecnología puede servir para que los jóvenes comiencen a hablar del tema y busquen ayuda, pero que el paso final es encontrar grupos de apoyo: «La conexión humana es necesaria».

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