Este artículo se enmarca dentro de la Campaña #11O de Fundación Mujeres con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Niña.
Este 11 de octubre, con motivo del Día Internacional de la Niña, desde Fundación Mujeres queremos visibilizar las distintas formas de violencia y discriminación que sufren las niñas y adolescentes a nivel mundial, como una oportunidad para reivindicar sus derechos y exigir el cumplimiento de los compromisos globales para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas.
En el Informe “Una nueva era para las niñas: Un balance de 25 años de progreso”, realizado por UNICEF, Plan International y ONU Mujeres en 2020, se enfatiza que la violencia contra las mujeres y las niñas no solo es frecuente, sino que es aceptada.
Según los datos de este informe, la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo habitual. En 2016, por ejemplo, las mujeres y las niñas representaban el 70% de las víctimas de trata detectadas en todo el mundo, la mayoría de ellas con fines de explotación sexual. Además, una de cada 20 niñas de 15 a 19 años, alrededor de 13 millones, ha sufrido un acto de violación en su vida, una de las formas más violentas de abuso sexual.
De igual manera, las niñas también siguen corriendo un alto riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, ya que 970,000 adolescentes de 10 a 19 años de edad en el mundo viven actualmente con dicho virus.
Por otro lado, a pesar de que la mutilación genital femenina es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos que afecta a niñas y mujeres en todo el mundo, una de cada tres niñas adolescentes de 15 a 19 años siguen sufriendo actualmente esta forma de violencia y discriminación.
A su vez, el matrimonio infantil y las uniones tempranas son prácticas nocivas que afectan especialmente a las niñas y las adolescentes (más de un 20% de mujeres en el mundo de 20 a 24 años se casaron por primera vez o estuvieron en unión antes de los 18 años), situación que se agrava aún más para las que viven en sectores más empobrecidos. Estas prácticas limitan sus oportunidades de educación y desarrollo, las exponen a la violencia, al abuso sexual y al embarazo precoz, obstaculizando el cumplimiento de sus derechos.
El acceso a la educación ha sido planteado como una de los principales estrategias para contrarrestar estas nocivas prácticas de violencia y discriminación hacia las niñas y las adolescentes. Sin embargo, ello no es suficiente. Los avances logrados en materia de educación no han contribuido a crear un entorno más equitativo y menos violento para ellas.
Aun cuando el número de niñas que no asisten a la escuela ha disminuido en 79 millones, siguen siendo insuficientes los espacios para la educación sexual, el acceso a materias relacionadas con las ciencias y las tecnologías en relación con los niños y adolescentes hombres y la dotación de aptitudes y herramientas no solo para su futuro profesional, sino para lograr una coeducación que permita a las niñas, adolescentes y mujeres vivir con seguridad y dignidad.
Los efectos de la pandemia de Covid-19 han demostrado además las brechas digitales, que en un momento en que la educación irrumpió el mundo digital, las niñas y adolescentes mujeres tenían un menor acceso que los niños y adolescentes hombres. Además de por cuestiones económicas, esto se debía a la mayor carga de cuidados y tareas domésticas que ellas tuvieron que asumir en este contexto.
Si bien las tecnologías brindan enormes oportunidades para promover los derechos de las niñas, estas mismas herramientas también pueden aumentar su exposición a la violencia sexual. Antes de la pandemia, según datos de la Internet Watch Foundation sobre la situación mundial en 2019, el 93% de las víctimas de violencia sexual en línea fueron niñas, situación que se vio agravada durante el periodo de confinamiento.
Como dijera la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta H. Fore, “el acceso a la educación no es suficiente, debemos también cambiar los comportamientos y las actitudes hacia las niñas. La verdadera igualdad solo llegará cuando todas las niñas estén a salvo de la violencia, sean libres de ejercer sus derechos y puedan disfrutar de las mismas oportunidades en la vida”.
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