A lo largo de la historia, la violación se ha utilizado como arma de guerra en los conflictos bélicos. Se estima que durante el genocidio ruandés, aproximadamente entre 250.000 y 500.000 mujeres y niñas fueron violadas. AVEGA, la asociación que defiende los derechos de las viudas del genocidio, calcula que casi el 70 por ciento de estas víctimas contrajeron el VIH. La inmensa mayoría de los delitos de violencia sexual quedaron impunes.
El llamado “milagro ruandés”, que hace referencia a la gran transformación llevada a cabo en el ámbito económico, social y político tras el genocidio, podría aplicarse de igual manera al avance que se ha producido en el país en materia de igualdad de género.
En los últimos años, el gobierno ha llevado a cabo estrategias y políticas nacionales para promover la igualdad. No en vano, en la actualidad, Ruanda es el país que cuenta con el mayor número de mujeres en el parlamento en todo el mundo, donde las mujeres ocupan el 64% de los escaños. Asimismo, la Constitución ruandesa prohíbe todas las formas de discriminación contra la mujer en todas las esferas de la vida.
Muchos hombres han visto esta nueva fase de igualdad como un desafío para cumplir sus roles de género tradicionales y se han sentido devaluados. Por ello, el gobierno ruandés ha implementado diversos programas para abordar las normas socioculturales y los roles de género. Del mismo modo, numerosas organizaciones no gubernamentales aportan su granito de arena para luchar por esta causa. En este sentido, cabe destacar la labor de Rwamrec, organización liderada por hombres dedicada a promover masculinidades positivas y actitudes hacia las prácticas de no violencia e igualdad de género en el país.
Ruanda cuenta con una Ley de Violencia de Género desde 2008, que protege los derechos de las mujeres y condena todas las formas de violencia basada en el género, incluyendo la violación conyugal.
Por otro lado, a través de un programa Isange One Stop Center (IOSC), coordinado por el Ministerio de Género y de Promoción Familiar, el gobierno ofrece servicios psicosociales, médicos, policiales y legales gratuitos a personas adultas y menores supervivientes de la violencia de género y del abuso infantil.
A pesar de contar con una legislación muy favorable, la cultura del silencio permanece en el país y la asistencia legal a las víctimas sigue siendo limitada debido a diversos factores como el temor a la vergüenza y al estigma que pueden sufrir las víctimas de la violencia sexual en la comunidad o en su propia familia tras denunciar los hechos, el miedo al perpetrador o la falta de evidencia forense para apoyar los casos en los tribunales.
Por ello, Ruanda necesita continuar creando conciencia sobre la lucha contra la violencia de género, aumentar la representación legal de las mujeres más vulnerables, especialmente aquellas que viven en áreas rurales, fortalecer la capacidad de los proveedores de servicios para abordar de manera efectiva los casos relacionados con este tipo de violencia, y reforzar el seguimiento de la reintegración socioeconómica de las víctimas.
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