#19J #NoConNuestrosCuerpos Las mujeres combatientes

Por Esther Bret de Sivatte – Alumna en prácticas de Fundación Mujeres


Generalmente, el rol asignado a las mujeres durante la guerra ha sido principalmente de precursora de la paz al finalizar la guerra, asociando mayoritariamente la figura masculina al conflicto activo y a la toma de decisiones. Sin embargo, hay muchas mujeres a lo largo de la historia y de diversas culturas que han roto este estereotipo, involucrándose de manera activa en los conflictos de sus países y marcando una diferencia significativa. 

Desde Fundación Mujeres queremos hacer mención a estas mujeres que, a pesar de tomar un papel imprescindible en el curso de las guerras, no dejan de sufrir violencias sexuales durante los conflictos, infligidas tanto por los bandos enemigos cómo por sus compañeros combatientes.

El papel de las mujeres combatientes

A pesar de que la presencia del varón en la guerra haya sido generalmente mayoritaria, siendo el papel de las mujeres en los ejércitos y el combate más bien controvertido, la realidad del asunto es que la presencia de las mujeres en las milicias tiene una antigüedad de más de cuatro mil años en una multitud de culturas. Sea como auxiliares, tirando piedras, o tomando armas, de manera histórica las mujeres han formado parte del combate, incluso cuando no se les ha sido permitido. 

A día de hoy podemos palpar la esencialidad de la presencia de la mujer en la guerra en lugares cómo Afganistán, donde, debido a las características de las culturas musulmanas y las restricciones del Gobierno hacia la comunicación con la población local, es necesario que sea personal femenino el que se acerque y se comunique con las mujeres afganas. Aun teniendo estas mujeres un papel crucial en la comunicación con las poblaciones locales, el movimiento talibán se comporta de una manera muy hostil hacia los derechos de las mujeres, poniendo tanto a la población local femenina cómo a las mujeres aliadas combatientes en un lugar constantemente amenazado.

También vemos el lugar fundamental de las YPJ (siglas en kurdo de Unidades de Protección de Mujeres) son mujeres que luchan por la liberación de Rojava, el Kurdistán sirio, donde en ocasiones han cifrado el 40% de los combatientes en momentos de reconquista. Estas mujeres se enfrentan no solamente al Daesh (Estado Islámico de Irak y Siria, ISIS) y al Estado turco; sino también a la violencia sexual que estos ejercen sobre ellas. Desde 2019, que sepamos, las mujeres kurdas de la región hacen frente a continuos actos de intimidación por parte de los soldadosUna comisión de investigación de la ONU, enviada a Siria durante el primer semestre de 2020, reveló el aumento de la violencia sexual y de género contra mujeres y niñas desde la toma de la zona por el Estado turco. De hecho, “Turquía está en el punto de mira de la ONU y de la comunidad internacional por sus múltiples denuncias por violaciones y secuestros de mujeres que posteriormente son vendidas como esclavas sexuales en Libia”. Estos y muchos otros ejemplos han dado paso a un cambio de perspectiva en lo que se creía ser una guerra exclusiva a los varones. 

En 2007, las Naciones Unidas adoptaron la Resolución 1325, destinada a ampliar el papel de la mujer en las operaciones de los observadores militares y la Policía Civil. Esta resolución, junto con la introducción de la mujer en las Fuerzas Armadas Españolas en el 1988, ha supuesto el ánimo de un cambio importante sobre el reconocimiento del impacto desproporcionado de la guerra para las mujeres y de su papel esencial en ella. Esto ha impulsado la introducción de la perspectiva de género en la guerra y su legislación, además de en la mentalidad de muchos países en cuanto a las violaciones sexuales que sufren las mujeres, a su función fundamental en la toma de decisiones y a su figura en las zonas de combate. Podemos ver cómo países cómo Francia, el Reino Unido y Estados Unidos están ampliando la integración de la mujer en prácticamente todas las especialidades y unidades de los ejércitos.

A pesar de estos avances, en la actualidad la representación femenina en las Fuerzas Armadas españolas no supera el 12% y aún no están representadas en todos los puestos y unidades, apuntando hacia la necesidad de una representación más amplia

Mujeres combatientes en Ucrania

Pese al riesgo de sufrir violencia sexual, tanto en la huida y el desplazamiento como en el combate, una cantidad de mujeres ha decidido quedarse en Ucrania con el objetivo de proteger y recuperar su hogar. El ejército ucraniano comunica que a día de hoy casi el 16% de su colectivo son mujeres, cifra que se ha duplicado desde el 2014. Inspirándose las unas a las otras, muchas mujeres están uniéndose al ejército militar de su país, alcanzando actualmente un número de casi 57.000 soldadas. 

Incluso con la valentía que muestran todas estas mujeres durante los conflictos, tanto las que huyen cómo las que se unen al combate, su presencia en las guerras continúa siendo un gran peligro para ellas y un tema controvertido en los ejércitos. Durante los conflictos las mujeres están expuestas a una cantidad de violencias sexuales abismal, convirtiendo su vida durante y después del conflicto en una deshumanización a través de la violación espantosa de sus derechos fundamentales

Para poder progresar en este asunto, es necesario dar voz a las mujeres y niñas supervivientes, adoptando un enfoque con perspectiva de género donde tratamos de invertir en el bienestar público en vez de en las armas y los conflictos, buscando un estado de paz donde las mujeres no estén expuestas a peligros donde su integridad como seres humanos no corra tales riesgos y donde tengan espacio para dar voz a sus derechos. 

Para más información consulta los siguientes enlaces:


Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 19 de junio, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de las Subvenciones del 0,7 a actividades de interés social; en colaboración con la Federación Mujeres Jóvenes, en el marco de su línea estratégica de actuación de Prevención de violencia de género en la juventud.

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