Con motivo del día 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Fundación Mujeres lanza la campaña de activismo que pretende dar visibilidad a las violencias más sutiles o que se encuentran #BajoLaSuperficie del Iceberg
El término micromachismo fue utilizado por primera vez por el psicólogo Luis Bonino que lo define como «las estrategias sutiles e imperceptibles de los ejercicios de poder de dominio masculino en lo cotidiano y que atentan contra la autonomía de las mujeres. Manipulaciones en las que los varones intentan imponer a las mujeres sus propias razones, deseos e intereses en la vida cotidiana».
Los micromachismos son las prácticas de dominación y violencia masculina en el día a día de las mujeres. Es un tipo de violencia imperceptible y que pasa desapercibida en la sociedad debido su base machista y su presencia en todos los ámbitos. Actúa como canal de transmisión de la violencia estructural y simbólica y también como soporte de las violencias más explícitas y visibles.
Aunque en su definición parte del prefijo «micro» por su componente imperceptible, su alcance es «macro» ya que sirve como base de las demás violencias y está presente en la vida cotidiana de las mujeres. Lo preocupante de este tipo de violencia es que muchas veces se ejerce de forma inconsciente por la aceptación y normalización en la sociedad fruto del machismo soterrado en ella y en la socialización diferenciada de mujeres y hombres.
Bonino diferencia 4 tipos de micromachismos:
- Utilitarios: están presentes en el ámbito doméstico y de cuidados naturalizando que son tareas que tienen que realizar las mujeres.
- Encubiertos: son muy sutiles y buscan imponer las opiniones y creencias de los hombres que ocupan el espacio frente a la de las mujeres para coartarlas y que se acaben subordinado.
- De crisis: surgen cuando las mujeres empiezan a romper la balanza de desigualdad.
- Coercitivos: los hombres utilizan su «superioridad» moral o económica para ejercer violencia a través de la dominación, limitación y restricción de la capacidad de decisión. Afectan principalmente a los espacios y tiempos de las mujeres.
Estos son ejemplos de los micromachismos que sufrimos las mujeres en la vida cotidiana:
- Regalar cosas diferentes a niñas y niños.
- Insultar con palabras como «nenaza».
- Manspreading: sentarse en transporte público con las piernas abiertas ocupando el espacio de las demás.
- Mansplaning: explicación por parte de los hombres a las mujeres suponiendo que no tienen conocimientos sobre un tema determinado.
- Que el camarero le lleve la cuenta o bebida con alcohol al hombre.
- Decir a los padres: «hoy te han dejado de niñera».
- Preguntar: ¿Por qué no tienes novio?
- Preguntar: ¿Para cuándo la boda? ¿y para cuándo el bebé?
- El cambiador de pañales en el baño de mujeres.
- Que se dirijan a hablar únicamente con el hombre.
Para poder erradicar y prevenir los micromachismos es necesario que seamos conscientes que existen y saber identificarlos. Por tanto, para poder revertir este tipo de violencia es necesario incidir en la educación ya que es la única manera de cambiar los parámetros sobre los que se asienta la cultura y estructura de la sociedad en la que vivimos. De esta manera, este tipo de machismo sutil no pasaría desapercibido y saltaría nuestra alerta cada vez que lo presenciemos.
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Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de las Subvenciones del 0,7 a actividades de interés social.