Continuamos con las entrevistas a defensoras dentro de la campaña #stopviolenciamachista. Seguimos con Johanna Izurieta, que pertenece a la Fundación Yerbabuena desde el año 2000 y trabaja en proyectos de empoderamiento de las mujeres en Ecuador.
Encantada de conocerte Johanna y muchas gracias por permitirme robarte algo de tu tiempo. Cuéntanos sobre tu vinculación con la Fundación Yerbabuena.
J: Yerbabuena tiene casi 20 años de existencia, y nace como una organización de mujeres que han sido parte de diferentes colectivos por la lucha y reivindicación. Estamos vinculadas a diferentes organizaciones y movimientos de mujeres, desde asociaciones barriales hasta organizaciones más grandes a nivel nacional. Yerbabuena trabaja especialmente en Guayas pero por su visión ha trabajado en otras provincias del Ecuador como Santa Elena, Manabí, El Oro, y en general tenemos relaciones con Chimborazo, Esmeraldas y otras provincias de la zona. Hacemos especial énfasis en la costa ecuatorial.
Yerbabuena se ha tomado muy en serio el conmemorar el Día Internacional de las Mujeres en marzo y desde el año 2009 venimos haciendo una serie de actividades como marchas, plantones, foros o ferias para que el 8 de marzo no pase desapercibido y sea posicionado.
Somos parte de la Marcha de las Putas, y este año organizamos la I Marcha de las Putas en Gauyaquil, que ya se ha hecho 4 años en Quito. En Guayaquil somos la única organización que se reconoce como feminista como tal desde el año 2010. Hay algunos pocos colectivos que se definen como feministas, pero se habla muy poco de feminismo, más bien en grupos muy pequeños, y en la mayoría se habla de organizaciones de mujeres o de movimiento de mujeres, el feminismo tiene todavía una connotación negativa.
También somos parte de la Red de derechos sexuales y reproductivos y todas apoyamos de alguna manera la apuesta de Ley. También hubo un trabajo muy fuerte, que aún sigue estando en activo de tratar de despenalizar el aborto por violación.
¿Qué te impulsó a vincularte en la militancia?
J: Trabajo en proyectos de desarrollo desde los 22 años, entré a trabajar a los 30 en Yerbabuena y todas la vida hemos trabajado por los derechos de las mujeres. Yo siempre digo que siempre he sido feminista pero no lo sabía.
¿Cuál es la situación del feminicidio en Ecuador?
J: En Ecuador se habla de femicidio no de feminicidio. El feminicidio habla del asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres, acá fue prácticamente acogido el concepto, pero no el término como tal, aquí se habla de femicidio, como asesinato de mujeres. Esta regulado en el Código Orgánico Integral Penal que tiene dos años, y que condena el asesinato de mujeres entre 22 y 26 años. Hay muy pocos casos ya sentenciados aunque hay algunos en marcha. El más famoso es el de una cantante, Sharon que fue asesinada hace dos años. Como en toda América Latina hay muchos episodios de violencia hacia las mujeres, e intentos de femicidio, casos terribles donde por ejemplo les rocían de ácido. Recientemente hubo estas semanas casos escandalosos de un señor que había asesinado a su esposa y sus hijos.
Conseguir poner el tema de femicidio en la Ley ha sido una lucha feminista, ha sido un trabajo de las organizaciones de mujeres a nivel nacional y de un lobby y un cabildeo de más o menos dos años antes de conseguir que estuviera en la Ley; y de tener algunas compañeras que han salido de las organizaciones feministas aliadas dentro del Congreso.
Lo que está en la cumbre de la violencia son los asesinatos, los femicidios. En algunos casos está vinculado con el tema de las parejas y de la separación y es parte de la violencia de género que ya llevaba en la pareja en el tiempo. Pero por otro lado están los femicidios produzco de la violación; son secuestros, violaciones, asesinatos y eso ahora es más visible que antes. Ha habido casos realmente escandalosos en el Ecuador.
Acá hay una cuestión que es súper fuerte, hay una ley referente a los medios de comunicación, que es súper estricta. Es una ley de control, que implantó el gobierno de Rafael Correa para poder controlar a los medios privados, que les obliga a intentar ser lo más rigurosos posibles a la hora de dar la información. Esto ha permitido, que aunque en la publicidad sigamos viendo mensajes extremadamente sexistas en los programas de comedia -donde se utiliza el racismo y sexismo de forma fácil-o en publicaciones en los periódicos se ha sancionado fuertemente. Por este motivo han cerrado incluso programas. Tratan así de ser sensibles en temas de discriminación y también de violencia contra las mujeres. Ya casi no se utiliza el lenguaje de “asesinato pasional”, se usan otros términos como “matricidio” y se sigue exaltando mucho el sensacionalismo.
Este es un año que se recordará desgraciadamente como uno de los mayores años de asesinatos de mujeres, cada vez hay mas, y es muy preocupante. Tanto los medios como el sistema de justicia, lo que hacen es visibilizar, probablemente haya habido otros años con tantos asesinatos, antes no se hablaba, pero cada vez hay más conciencia del tema, hablándose ya de femicidio.
¿Qué impacto ha tenido la legislación que mencionas en torno a la sociedad? ¿Cómo ha reaccionado esta?
J: En el Ecuador una de las cosas es que toda violencia (física, psicológica o sexual) es delito, y por tanto tiene que ir a juicio, el problema es que el proceso largo se demora. Como hay una sanción más dura en torno a la violencia, es lo que ha hecho que las víctimas se lo piensen a la hora de denunciar, y no denuncian.
Los hombres ahora se cuidan más de golpear porque tienen miedo de ir a la cárcel, algunos, no todos, está claro, pues lo que golpean, golpean y golpearán siempre. Una mujer adulta es más capaz de denunciar y defenderse y mandar al diablo a su pareja, pero, con la nueva Ley, como ahora se criminaliza todo tipo de violencia, y por supuesto hay que demostrarla, y tiene una sanción de cárcel, las mujeres en vez de estar en mejor situación resulta que están en peor. Porque las mujeres que tienen algún tipo de afecto por su pareja, porque es el padre de sus hijos, el que las mantiene… no quieren que el hombre vaya a la cárcel, lo que quieren es que no las peguen, quieren que todos estén bien. No quieren exponerse además a un juicio de dos años además para mandar al padre de sus hijos a la cárcel, entonces difícilmente las mujeres denuncian. Solo sucede cuando ya la violencia les lleva al hospital, pero como sabemos hay diferentes tipos de violencia y no todas te llevan al hospital. Aquí hay varias líneas de trabajo. Hay algunos infelices que dicen que ya no se les puede hacer nada a las mujeres porque ya se quejan ante todo, y éstos, ante el tema de que exista la Ley de alguna manera les para un poco. Se dicen cosas como “ya no se les puede piropear a las mujeres”. En la medida en que las mujeres se empoderen más, y tomen más conciencia, habrá mejoras.
¿Qué otros aspectos de la violencia está tomando más relevancia en Ecuador actualmente?
J: En este momento se está visibilizando más la violencia política en las mujeres, porque estamos en elecciones y está más sensible el tema. Están los espacios totalmente masculinizados y el discurso oficial es hipermachista.
Estamos tan habituados a tantos tipos de violencia que de alguna manera están normalizados, estandarizados. Entonces, en el Ecuador hay un registro enorme de casos de violación, sobre todo en menores. El tema de violencia que reciben las menores de edad, y el tema de embarazos adolescentes produzco de esto, sería lo que a mi criterio, estaría en segundo lugar. ¿Cuál es el problema? Que esto no es tan visible, no se habla mucho de esto, no es una cosa como “mujer fue asesinada por su marido” y sale en el noticiario y en todos los canales de televisión. Sin embargo ese es probablemente 10 veces más grave que el asesinato porque está invisible. También el caso de los niños, el otro día me comentaban en el caso de unos niños sqout a los que han violado, no garantizan estos mínimos de seguridad, porque obviamente pedófilos hay en todas partes, pero son las instituciones en este caso las escuelas, el colegio, las personas que trabajan con niñas y niños y adolescentes los que deben garantizarte estándares de seguridad, para evitar y prevenir, es lo mínimo, si la organización no es capaz de responder, ¿a quién vas a mirar? Y debe de haber controles. Esto a mi criterio es lo más grave, lo que sufren adolescentes, niñas y niños. No existe un registro. En este caso los padres no quisieron denunciar, lo que hicieron fue sacar al niño de la organización juvenil, pero no denunciaron por el trauma del niño. Esto de no acusar, de no denunciar es lo típico.
Hay un caso súper famoso, que es como la punta del sable pero que es solo uno de miles y miles de casos a nivel nacional. Fue muy escandaloso porque el violador, que era el director de una escuela de colegio, que es el padre del vicepresidente, Jorge Blas Viejo, que fue además protegido por el estado. Le dejaron escapar, fue a refugiarse en Paraguay, y en Paraguay le encontraron, pero no se sabe ni donde está encarcelado. Como es un adulto mayor, tiene más de 65 años, se cree que está protegido. Hay una serie de impunidad, en este caso porque es el padre del vicepresidente de la República. Esa niña ahora tiene 18 años, le metieron droga en la maleta y la encarcelaron porque ya era mayor de edad. Es el aparato del estado en detrimento de la víctima, ella está súper identificada y triplemente victimizada.
Hay una campaña que exalta que la mujer denuncie. Marcela me decía que qué horror, que debería centrarse en decirle a los hombres que no violenten. Y yo pienso, dependen, porque tu no puedes pedirle a alguien de caridad que no te violente, la idea es que no te debe violentar. Esta campaña pretende que tomemos conciencia como víctimas de que nadie te tiene que agredir y que una tiene que alzar la voz y denunciar, porque sino el otro no va a parar. Entonces tu no le puedes suplicar a una persona que es violenta o que es acosador que cambie, porque no va a cambiar. Así que las mujeres tenemos que frenar esa situación, de tal manera que se genere una cultura de protección que permita denunciar. Es una campaña de disuasión, lastimosamente es una manera de cambiar los patrones socioculturales. El problema es que en la sociedad ecuatoriana está muy acostumbrada a permitirse una serie de cosas, que hasta que no le dicen mil veces esto no pues no hace mella en ellos.
Ha habido diferentes tipos de campañas, esta que te he mencionado es una que ha habido en el Gobierno de Guayaquil, con organizaciones del sector, pero ha habido diferentes campañas a nivel vecinal por el sistema de justicia.
Aquí existen los centros de atención a las víctimas que dan apoyo legal, psicológico y social a mujeres que han sufrido violencia y es el Ministerio de Justicia quien financie esto con recursos estatales. Es una política de estado, pero es muy vulnerable, por que dependen mucho de los recursos. El año pasado por ejemplo, hubo un financiamiento, pero se cortó en diciembre, y de ahí no se reanudó el convenio hasta junio o julio de este año, y claro, durante esos meses no hubo atención o hubo organizaciones que tuvieron que asumir con sus propios recursos a un costo elevadísimo porque las organizaciones no están en condiciones de asumirlo. Las organizaciones no sabían como reaccionar, la firma del convenio además no es retroactiva, y de nuevo ahora estamos en diciembre y de nuevo, hasta que se vuelva a firmar el Convenio, si el Estado tiene o no tiene plata, si le da recursos o no, pues no se sabe como va a funcionar.
Esta es la gran realidad en nuestro país.
¿Se registran los datos de violencia contra las mujeres?
J: No, es otro gran problema… ¡no existen estadísticas! Te imaginas que en una reunión que podemos estar 10 mujeres, al menos 2 han sido violadas. Hay mucha gente que ha sido violada por un doctor, por un pariente o familiar, por un vecino, por un amigo… El tema de violencia y a todas las edades se da más entre los 16 y 18, la mayoría ha sufrido violencia sexual antes de los 20. Pero yo no puedo darte datos, pues ¡no hay estadísticas! No los tiene ni el INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) Por supuesto iempre se hace con la gente más joven que es la que menos capacidad tiene para defenderse y peor para denunciar y decir que fui violada o violentada. Lo primero que habría que hacer es desnudar este tipo de información, realmente hasta que no podamos hablar de esto, no denunciemos y no digamos los casos que hay, difícilmente la sociedad va a poder asumir el desafío de erradicar esta violencia que además está legitimada de alguna manera con la impunidad y el silencio.
¿Cuál crees que debería de ser la hoja de ruta para que la sociedad entendiera y abordara este problema como se merece?
J: La problemática de violencia es multidimensional, hay una cultura patriarcal muy fuertemente arraigada. Desde el gobierno central el presidente tiene un discurso hipermachista y homofóbico, que de alguna manera legitima, pues si la persona con mayor visibilidad tiene posturas y actitudes machistas las está legitimando. Yo estoy convencida de que estos diez años de ese discurso de odio, resentimiento, violencia verbal, e insultos, de esa reproducción del modelo patriarcal ha echado al traste parte del trabajo de las organizaciones, no tenemos ni todas juntas la visibilidad mediática que puede tener. Este discurso va construyendo un imaginario sobre el poder, sobre la prepotencia, en torno a la mujer florero, todas somos poco inteligentes, gordas, feas, etc. Y si no somos sumisas pues también es un problema… En este gobierno se ha utilizado mucho a la mujer para dar una imagen a través de la paridad que no es tal, de igualdad que tampoco pues son mujeres que están cumpliendo una cuota trabajada por nosotras, por el movimiento de mujeres, pero que están ahí para legitimar el poder. Desmontar todo este aparato ideológico va a ser muy difícil y es algo irónico porque es verdad que es un gobierno que de alguna manera si ha hecho mucha obra social y ha mostrado preocupación por temas importantes. Pero es que el discurso legitima y si Rafael Correa hubiera querido tocar temas tan importantes como la violación o el femicidio, lo hubiera hecho, pero no lo ha hecho porque no ha sido prioritario, al menos para él.
Lo importante no es el cambio de la leyes, sino como cambias la cultura. El hecho es de que se entienda la violencia como algo completamente injustificada, es muy difícil cambiar la cultura, el resto tiene que ver con cosas que palian el daño.