«¡Como voy a creer que su marido la maltrata si usted está viva!»: una lección sobre los micromachismos

Artículo de opinión por Roberta Sciacca – Voluntaria de Fundación Mujeres


Recientemente causó mucho ruido la exposición de una de las 32 viñetas creadas para la campaña contra la violencia de género y los micromachismos «Negar la violencia machista es bastante violento», con motivo del Día Internacional de la Mujer y expuesta en la estación intermodal de Palma.

La viñeta que creó indignación representaba un juez que se dirigía a una mujer con un brazo en cabestrillo y le decía: «¡Cómo voy a creer que su marido la maltrata si usted está viva!», y llevaba los logotipos del Ministerio de Igualdad, el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, el Instituto Balear de la Mujer (IBDona) y la Consejería de Presidencia, Función Pública e Igualdad del Gobierno Balear.

La Asociación Profesional de la Magistratura, la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, Juezas y Jueces para la Democracia y Foro Judicial Independiente insurgieron para protestar, afirmando que la viñeta podría desincentivar cualquier mujer que sufra maltrato a interponer una denuncia y crear desconfianza en la justicia.

Carlos Lesmes, Presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) declaró a RTVE: «El cartel es lamentable y además desalienta a las víctimas de acudir a los jueces, desconcierta a los juicios y es absolutamente injustificado«.

El Ejecutivo Balear dijo que no se quería polemizar, sino hacer reflexionar sobre micromachismos a través de un lenguaje irónico.

Después de una petición de censura del Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB), el Gobierno la eliminó. Algunos días más tarde, su autora, Diana Raznovich, pidió la restitución de la viñeta porque fue malinterpretada. «La viñeta -dijo- alude puntualmente a un juez y no a todos los jueces«.

Los distintos puntos y la situación real

Hablar del tema no solo nos ofrece la oportunidad de entender los distintos puntos de vista, sino además nos abre a nuevas reflexiones.

Comprendo la defensa, por parte del CPGJ, del trabajo de jueces y juezas que luchan cada día contra la violencia de género; entiendo la indignación por el hecho de que la campaña fuera apoyada por el Ministerio de Igualdad y que, en lugar de una exposición, hubieran preferido inversiones en medidas para la justicia, la educación en igualdad y recursos de asistencia para las víctimas.

Por otro lado, sé que, independientemente del tipo de lenguaje utilizado, el contenido de la viñeta de Diana Raznovich no está tan fuera de la realidad, y que no era un insulto a la Magistratura, sino un recurso para visibilizar los micromachismos que pueden esconderse en una frase de un juez, un/a amigo/a, familiares, es decir, en cualquier comentario de una persona que ponga en duda las palabras de una víctima de violencia.

A pesar de que España tenga una de las mejores leyes contra la violencia de género, 455 juzgados especializados, 106 compatibles juzgados de lo penal y 17 audiencias provinciales con secciones especializadas, y que muchísimas asociaciones mantienen el foco encendido todo el año, todavía es verdad que todos los organismos involucrados en la violencia, aunque actúen con la mejor de las intenciones, a veces son falaces.

Reflexiones y conciencia

Las mujeres no denuncian, no sólo por el miedo a la venganza y a las represalias de sus agresores, sino también porque a veces no han encontrado el apoyo adecuado en algún eslabón de la cadena que lleva a la denuncia. Puede ser que un juez les haya convencido a cambiar la versión de los hechos porque ‘al final nadie ha muerto‘, que en comisaría alguien trató de disuadirlas de denunciar porque ‘al final es su marido, el padre de sus hijos‘, o que una abogada tenía casos más importantes y no siguió adelante en el juicio.

Es necesario reflexionar muy bien antes de levantarse en defensa de una categoría porque hay «buenos» y «malos» en cada grupo. Más vale trabajar juntas y juntos para mejorar la comunicación, la sensibilización y la educación sobre la violencia de género.

Todo empieza con la escucha, la sensibilidad, la acogida y sigue con el cuidado en el uso de las palabras, la confianza y el apoyo. Así se pueden evitar los micromachismos que son una violencia sobre la violencia.

Si de la historia de la viñeta aprendemos a empatizar cuando nos acercamos a una mujer que haya sufrido violencia, creo que el resultado puede considerarse positivo, a pesar de todas las polémicas.

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