Por Mar Suero Reina – Equipo de voluntariado del Observatorio de Violencia
La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos aquellos procedimientos que consisten en la eliminación parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos.
Esta práctica, que habitualmente es llevada a cabo por personas no cualificadas y que tienen un papel importante en la comunidad, actualmente se sigue realizando en veintiocho países del África Subsahariana y afecta a 135 millones de mujeres y niñas en todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud distingue tres modalidades de MGF:
- Tipo I, extirpación del prepucio, con o sin extirpación total o parcial del clítoris.
- Tipo II, escisión del clítoris acompañada de la extirpación total o parcial de los labios menores.
- Tipo III, extirpación del clítoris, junto con la del resto de los genitales externos y suturación de la vagina, dejando un mínimo orificio para la salida de la orina y el flujo menstrual. Esta modalidad, conocida como infibulación, es la más traumática y de consecuencias más graves para la salud de la mujer.
- Tipo IV, prácticas lesivas más variadas como pinchazos, perforaciones, incisiones y estiramientos del clítoris y o los labios; quemaduras del clítoris y tejidos circundantes, introducción de sustancias corrosivas o hierbas en la vagina que provocan erupciones y quemaduras; abrasión de la piel circundante al orificio vaginal y cortes de la vagina.
Según la Fundación Plan Internacional, entre las numerosas consecuencias de la MGF destacan las siguientes:
- Riesgo de infección o muerte como resultado de hemorragia durante o después del procedimiento, bien por el tétanos o por otro tipo de infecciones.
- Elevada probabilidad de complicaciones durante el parto.
- Mayor probabilidad de infecciones vaginales, uterinas y pélvicas frecuentes durante toda su vida.
- Disfunción sexual: Por el trauma generado al extirpar sus genitales, las mujeres que han sufrido mutilación suelen sufrir dolores durante sus relaciones sexuales y efectos psicosexuales.
- Daños psicológicos: frecuentemente problemas de ansiedad y sentimientos de miedo intenso y horror durante mucho tiempo después.
Esta práctica no solo constituye un importante símbolo de desigualdad y discriminación hacia las mujeres, sino que se trata de una violación de numerosos derechos humanos: derechos sexuales y reproductivos, derechos de la persona a la salud, seguridad e integridad física, derecho a no ser sometidas a tortura ni a tratos crueles o degradantes, derechos de la infancia e, incluso, derecho a la vida.
Actualmente, fundaciones como UNICEF y el Fondo de Población de las Naciones Unidas están llevando a cabo el mayor programa a escala mundial que, desde 2007, está trabajando para eliminar la MGF en diecisiete países africanos. Por suerte, poco a poco se está ilegalizando en muchos de estos países, celebrando la semana pasada la prohibición con carácter inmediato de la realización de esta práctica en Sierra Leona.
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