La UNESCO y el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) realizaron a finales del año 2020 una encuesta a 901 mujeres que trabajan en el ámbito del periodismo en 125 países de todo el mundo, con el objetivo de “dar a conocer las principales conclusiones a nivel mundial para orientar las acciones destinadas a mejorar las respuestas a la violencia en línea”. Los resultados de esta se muestran en el informe Violencia en línea contra las mujeres periodistas.
Entre sus principales conclusiones, destaca que el 73% de las mujeres encuestadas dijo haber sufrido violencia online. Las principales amenazas de violencia que relataron fueron de índole físico (25%) y sexual (18%), así como amenazas contra personas allegadas (13%). Además, el 20% de ellas afirmó haber sido agredida en el mundo offline en relación con la violencia en línea que había sufrido.
Como respuesta a estos ataques, el 13% aumentó sus medidas de seguridad física y el 4% dijo que había faltado al trabajo por temor a que las agresiones se reprodujeran en otros entornos. Así mismo, también afirmaron autocensurarse en los medios sociales (30%) y haber dejado de interactuar en línea (20%).
Los efectos de esta violencia que se han identificado con mayor frecuencia son los relacionados con la salud mental (26%). Por este motivo, el 12% afirmó haber buscado ayuda médica o psicológica. Con respecto a las repercusiones relacionadas con empleo y la productividad, las encuestadas han señalado: mantener un perfil más bajo (38%), faltar al trabajo (11%), dejar su trabajo (4%) e incluso abandonar del todo el periodismo (2%).
Sobre los temas periodísticos vinculados con mayor frecuencia al aumento de las agresiones online, las encuestadas han manifestado que son el género (47%), seguido de la política y las elecciones (44%) y los derechos humanos y la política social (31%). Igualmente, el 41% dijo que estas agresiones parecían estar relacionadas con campañas de desinformación planificadas.
Entre los principales perpetradores de esta violencia se encuentran, en primer lugar, agresores anónimos o desconocidos (57%) y, en segundo lugar, agentes políticos (37%).
Por último, es necesario señalar que sólo el 25% de las encuestadas denunció. Las principales respuestas que recibieron fueron: ninguna respuesta (10%) o consejos como “no te ofendas tan fácilmente” o “tienes que ser más dura” (9%), mientras que el 2% dijo que le habían preguntado qué había hecho para provocar el ataque.
En conclusión, este estudio corrobora dos elementos principales que tienen que ver con la violencia online, y que ya fueron mencionados en un informe de la Asamblea General de Naciones Unidas del año 2017: que las mujeres periodistas sufren una exposición desproporcionadamente elevada a la violencia online y que existe una correlación entre ciertos temas y el aumento de estos ataques. Además, también muestra que las empresas dedicadas a medios de comunicación todavía parecen reacias a tomarse en serio la violencia en línea, lo cual está muy relacionado con el hecho de que “las plataformas y aplicaciones facilitan gran parte del acoso, la intimidación y los abusos dirigidos contra las mujeres periodistas”.