El impacto de la vacuna contra la Covid-19 en el ciclo menstrual

Es de sobra conocida la influencia que tienen el sexo, el género, así como otros determinantes sociales, como la clase social, en la salud de las mujeres. A pesar de esto, tradicionalmente en muchas investigaciones se ha usado y se sigue usando a los hombres y la biología masculina como referente único para determinar la causa y las manifestaciones de las enfermedades.

Incluir la perspectiva de género en el ámbito sanitario supone abordar la realidad social desde un enfoque amplio que incluya a las mujeres al sistema tradicional sanitario, a la vez que se tienen en cuenta las particularidades de ambos sexos.

Esta falta de perspectiva de género ha quedado una vez más patente durante la pandemia de la Covid-19. Según un informe de las Naciones Unidas, de todos los estudios clínicos sobre la Covid-19, solo un 4% han tenido en cuenta la perspectiva de género, es decir, han sido una minoría los estudios que han evaluado si el coronavirus afectaba de manera diferente a mujeres y hombres.

¿Qué ha ocurrido con la vacuna contra la Covid-19? ¿Se ha incluido la perspectiva de género en los ensayos clínicos? Una vez más la respuesta es no. Estudios posteriores han demostrado que las vacunas contra la Covid-19 podrían haber generado cambios premenstruales y menstruales después de la administración de las dosis. Si bien aún es pronto para afirmar que la vacuna provoca efectos diferentes entre mujeres y hombres, algunos estudios parecen indicar que la vacuna tiene su influencia en el ciclo menstrual.

En este sentido, es importante destacar el estudio llevado a cabo por la Universidad de Granada, conocido como el «proyecto EVA», que tiene como objetivo investigar las afecciones de las vacunas contra la Covid-19 en los ciclos premenstruales y menstruales. Los resultados obtenidos demuestran los síntomas más frecuentes son la variación en el flujo del sangrado (43%), aumento del dolor (41%), retraso en la menstruación (38%) y un acortamiento en los días de sangrado (34,5%).

Otros estudios internacionales, como el estudio de la Universidad de Oregón, recogen que las mujeres que recibieron una dosis de la vacuna, experimentaron un aumento de la duración de su ciclo menstrual de casi un día durante un único ciclo (duración aproximada de 28 días), en comparación con las mujeres no vacunadas.

Lo cierto es que, los sesgos de género siguen muy presentes en la investigación científica. Este tipo de prácticas no dejan de ser un tipo de violencia hacia las mujeres, en este caso en lo concerniente a la salud. La solución, por tanto, partiría por incorporar la perspectiva de género en el ámbito sanitario, ya que de esta manera se abordaría la salud de las mujeres desde una perspectiva integral.

Para más información consulta los siguientes enlaces:


Por Marina Nieto-Márquez Darder – Equipo de Fundación Mujeres

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