Estudio revela algunos efectos negativos de las casas de acogida para las mujeres supervivientes de violencia de género

La Universidad de Granada (UGR) ha liderado recientemente una investigación con más de medio centenar de mujeres supervivientes de violencia de género dentro de la pareja, provenientes de tres provincias andaluzas: Granada, Sevilla y Córdoba. Entre sus principales objetivos se encontraba estudiar cómo ayudar a una mujer que está sufriendo una situación de violencia de género y quiere salir de la misma.

En primer lugar, este estudio ha revelado que la estrategia de llevar a estas mujeres supervivientes de violencia de género a una casa de acogida fuera de su municipio, puede generar efectos negativos en sus procesos de recuperación y reparación del daño. Esto se debe a que trasladarlas fuera de su lugar habitual de residencia puede generar desarraigo y alejarlas de las personas cercanas y de confianza en las que poder apoyarse en este importante momento.

La investigación, publicada por la revista Journal of Interpersonal Violence, indica que sería más acertado trabajar o intervenir con las personas cercanas, como familiares y amistades, para que supieran acompañar y comprender a estas mujeres en su proceso de salida de la situación de violencia y en su recuperación.

Como explica Amparo de Píñar Prats, autora principal del estudio, “lo fundamental para casi todas ellas es el apoyo social, tanto formal como informal. La familia y amistades por un lado y los recursos públicos, por otro, son imprescindibles.

Un segundo aspecto a tener en cuenta, es que recobrar la confianza en ellas mismas les hizo salir de la situación con más poder y fuerza para proseguir con sus vidas. Mientras que, en tercer lugar, las mujeres participantes también resaltaron que escuchar a otras mujeres relatar situaciones y comportamientos violentos parecidos a lo que ellas sufrieron, les hacía sentir comprendidas y entendidas en sus inquietudes, miedos y preocupaciones.

“Las intervenciones grupales con mujeres supervivientes tiene que ser la práctica habitual, asociado o no a las intervenciones individuales. Estas intervenciones grupales tienen más beneficios que las terapias individuales en su recuperación psicológica, al poder identificarse con otras mujeres y no verse como víctimas. El potenciar y formar a las asociaciones de mujeres en esta temática es trascendental”, destaca la investigadora.

De Píñar Prats también señala como muy importante sensibilizar e informar a la población en general para hacerles ver lo que su apoyo y ayuda supone para las mujeres cuando dejan o quieren abandonar la violencia machista.

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