La influencia del tipo de apego en las relaciones de violencia de género

Cómo son los vínculos sentimentales que creamos, lo que describe nuestro tipo de apego, es un factor influyente en las relaciones de violencia de género. No sólo se encuentra entre las causas de dichas relaciones si no que también influye en su mantenimiento y en el, a veces, fracaso de la víctima en el intento de abandono de dicha relación entre otros fenómenos.

Comenzando por describir los fenómenos clave de dicho artículo,  hablamos de una relación de violencia de género cuando existe una violencia física o psicológica (o también económica, institucional o simbólica)  sobre las mujeres por parte de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones de afectividad (parejas o ex-parejas).

Por otro lado, el tipo de apego describiría (de forma sencilla) la forma que tenemos de relacionarnos con los demás a nivel emocional e íntimo. «El apego es un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida». Nuestra forma de relacionarnos con los y las demás, y acercándonos al objetivo de este artículo de establecer nuestras relaciones de pareja, guarda relación con cómo fueron nuestras primeras relaciones afectivas, siendo estas las llevadas a cabo con nuestra madre, nuestro padre o nuestra principal figura de cuidado durante la infancia.

Según fuese dicha relación, nuestro tipo de apego será uno u otro. Si nuestras figuras cuidadoras no son constantes a la hora de cuidarnos, ofrecernos atención o acompañarnos, lo más probable será que de adultos desarrollemos un estilo de apego más ansioso, caracterizado por intenso temor y angustia ante la pérdida de la pareja o dependencia emocional hacia esta.

Por otro lado, si nuestras figuras de cuidado estuvieron ausentes durante la infancia, es decir, no nos presentaron los cuidados necesarios, lo más probable es que el individuo desarrolle un apego evitativo: evita vínculos emociones intensos, miedo a la intimidad, o independencia  y/o autonomía excesiva en algunos casos.

También existe el apego desorganizado, caracterizado por conductas destructivas, dificultades para entenderse con los cuidadores y otras personas, relaciones conflictivas constantes, etc. Dicho apego se desarrolla en niños y niñas cuyos cuidadores o cuidadoras realizaron su función de forma negligente o insegura, no cubriendo así las necesidades del niño o de la niña. 

Sin embargo, cabe esperar que no todos los estilos de apego son desequilibrados en la medida en que no nos permiten generar relaciones interpersonales satisfactorias. Aquellas personas que recibieron un cuidado constante en su infancia, que cubría sus necesidades en un amplio espectro, en su adultez  es más probable que desarrollen un estilo de apego seguro, caracterizado por no presentar dificultades a la hora de crear un vínculo cercano con la persona o no presentar un miedo intenso al abandono. 

Uniendo ahora ambos fenómenos, el impacto de este concepto en las relaciones de violencia de género se describe en el tipo de vínculo que se crea entre la víctima y el agresor. Aquellas personas con un apego ansioso o preocupado tienen un mayor riesgo de permanecer en una relación de violencia de género dado fenómenos mencionados anteriormente como la dependencia emocional, que impide a las víctimas alejarse del agresor pese a enfrentarse a un sufrimiento psicológico y/o de otro tipo. 

"En la dependencia emocional se da una prioridad absoluta a la pareja sobre cualquier otra cosa, mediante el establecimiento de relaciones basadas en la subordinación y la sumisión".

Conocer estos conceptos e identificarlos resulta esencial, pues conocer como se desarrolla la dependencia emocional y cual es su papel en la relación de violencia de género es primordial para la superación de dicha situación.

La  prevención o intervención en los factores que influyen en las relaciones de violencia resulta esencial. El hecho de haber desarrollo un apego ansioso/preocupado durante la infancia, no implica que este no pueda ser trabajado y transformado en un apego mas sano para el futuro de la persona. Por lo tanto, herramientas y estructuras que prevengan el desarrollo de patrones de relación desadaptativos, como la dependencia emocional, puede ser una solución eficaz ante el desarrollo de relaciones de violencia de género.

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