Un año después del terremoto que dejó casi 9.000 muertos y 17.000 heridos en Nepal, el país intenta reconstruirse y seguir adelante. Mientras tanto, las mafias de tráfico de personas, aprovechan la desgracia y se estima que en último año entre 12.000 y 15.000 mujeres y niñas han sido víctimas de estas redes. El país asiático es uno de los países con mayor casos de venta y desaparición de personas, en su mayoría mujeres y menores de edad y este triste fenómeno se ha visto exacerbado fuertemente tras el sismo del año pasado.
Según datos de Ayuda en Acción y su socia local Maiti Nepal, en el país las mafias captan entre 30 y 40 mujeres cada día, y su principal destino son burdeles de Bombay, la capital de la prostitución en la India. Muchas de las niñas son vendidas por sus propias familias, bajo la promesa de que conseguirán trabajos en hostelería. La pobreza y desesperación, que impide a las familias poder ofrecer un futuro a estas niñas hace que crean en esta ilusión, pero en realidad, tras un viaje de 2.000 kilometros la mayoría de ellas terminan en los burdeles de Falkland Road en Bombay. Esta calle, fundada por los británicos en la época de la colonia, se ha convertido en el epicentro del trafico sexual del país.
En condiciones insalubres, las mujeres y niñas son obligadas a prostituirse y asumen la deuda de la cuantía que fue pagada a sus padres (entre 1.200 y 1.500 euros), por lo que se convierten en verdaderas esclavas sexuales. Su esperanza de vida es de tan sólo 30 años por las condiciones en las que viven y las enfermedades a las que están expuestas. El VIH es la principal amenaza.
La India es el país con la tasa más alta de personas infectadas de VIH del mundo, y existe una creencia que mantener relaciones sexuales con una niña virgen cura a los hombres contagiados con el virus. Así pues, miles de hombres infectados acuden a los prostíbulos en busca de jóvenes vírgenes creyendo que así se curaran de la enfermedad, y por un módico incremento de precio pueden mantener relaciones sin protección con las jóvenes. A pesar de que ellas son sometidas a pruebas rutinarias, no tienen ni los medios para protegerse ni el derecho a exigir a los hombres que usen preservativo. Cuando resultan infectadas, las jóvenes son obligadas a dejar los burdeles y son abandonadas a su suerte; las que logran volver a sus pueblos de origen son repudiadas por haber contraído la «enfermedad de Bombay».
Aquellas que no recorren el camino hasta los prostíbulos Indio, terminan en Oriente Medio en países como Qatar, Dubai o Kuwait, donde se convierten en esclavas domésticas de familias pudientes. Para evitar que escapen, las familias les quitan inmediatamente sus pasaportes. La mayoría son también violadas por los varones de la familia.
Ante la crisis que afronta el país tras las tragedias del año pasado, las autoridades no tienen la capacidad para luchar contra este atroz fenómeno por lo que ahora más que nunca ha quedado en manos de organizaciones como Maiti Nepal y de personas como Anuradha Koirala, quien lleva 25 años luchando en contra de la trata de mujeres y niñas y quien es conocida como la Madre Teresa de Nepal, el intentar salvar a miles de mujeres y niñas que han sido traficadas o están en riesgo de serlo.
La organización Ayuda en Acción en colaboración con periódico El Español, organizó la semana pasada en Madrid un encuentro que contó con la activista Nepalí como parte de su compaña para luchar contra este fenómeno en el país. Si quieres más información visita: