Por Jimena Chamizo Ruiz – Voluntaria de Fundación Mujeres
“Para que el acoso se detenga, no solo hay que detectarlo. Es fundamental denunciarlo. También puede ser importante mostrar al acosador que su comportamiento es inaceptable.” (UNICEF)
Bastantes mujeres han comenzado a quejarse y denunciar públicamente a personas que las incomodan durante su entreno en el gimnasio; estos son los llamados gym creep. Por lo general, son hombres que producen incomodidad y temor en las víctimas al enfrentarlas a situaciones que estas describen como atemorizantes e incómodas.
¿Cómo logran crear este ambiente de desequilibrio y malestar? Acosando a las mujeres. El acoso sexual es todo comportamiento de naturaleza sexual que tiene como objetivo atacar a la dignidad de una persona mediante un entorno intimidatorio, denigrante y ofensivo. Puede darse en distintas situaciones, y el victimario suele ser alguien que goza de superioridad física, en el caso del acoso en el gimnasio, o jerárquica sobre la víctima.
El acoso físico en el gimnasio se resume en una serie de conductas inapropiadas que el acosador ejerce hacia su víctima, tales como:
- Invadir el espacio y los límites de la otra persona de manera innecesaria, con objetivos o connotaciones sexuales.
- Tocar zonas del cuerpo poco adecuadas.
- Usar el contacto físico como intimidación sexual.
- Tocar la ropa, el pelo de la persona.
- Dar un masaje sin consentimiento.
- Besos y/o abrazos no consentidos, caricias poco adecuadas, frotarse con otra persona.
- Tocarse, frotarse, acariciarse las partes íntimas, masturbarse a uno mismo, con connotaciones sexuales, delante de la otra persona.
- Contacto o acercamiento físicos excesivo, deliberado, no solicitado ni consentido por la víctima.
Por otro lado, el acoso conductual se resume en:
- Mensajes, llamadas, notas, emails, WhatsApp con contenido sexual y/o amenazantes.
- Grabar videos sin el consentimiento de la víctima.
- Invitaciones persistentes para participar en actividades inapropiadas, aunque se haya dejado claro que no son deseadas por parte de la víctima.
- Invitaciones a realizar conductas sexuales, invitaciones impúdicas, comprometedoras.
- Peticiones de favores sexuales o amenazas de pérdida de algún derecho/beneficio si no se realizan las conductas sexuales.
- Hacer regalos personales o sexuales.
- Mirar a alguien de arriba abajo, de manera sexualizada, con la finalidad de hacerle sentir incómodo o invadido, en ambientes no adecuados o sin su consentimiento.
- Agresión sexual
- Seguir a una persona, no permitirle el paso, de manera intimidatoria, para crearle miedo o para sobrepasar límites personales, tanto físicos como psicológicos.
“Los últimos meses en el gimnasio se habían convertido en un auténtico infierno para Chelsie Gleason a causa del acoso al que la sometió otro de los usuarios del centro, hasta que decidió actuar. Harta de la situación, la joven consiguió grabar un momento en el que el hombre se acercó para molestarla y lo compartió en sus redes sociales.” (20MINUTOS 2021)
Desde hace un tiempo, las mujeres víctimas han empezado a grabar y compartir videos en las redes de los acosadores, para demostrar con pruebas fehacientes dichos casos de abuso. Hacer pública una agresión ayuda a identificar a los culpables. Si una persona acosa sistemáticamente a otras personas y no recibe consecuencias negativas a raíz de su comportamiento, puede llegar a pensar que su conducta no es dañina, e, incluso, desarrollar otras conductas igualmente negativas como consecuencia.
Para más información accede a los siguientes enlaces:
Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo de la Semana Internacional contra el Acoso Callejero, del 10 al 16 de abril de 2023, en el marco del Programa “StandUp contra el acoso callejero” desarrollado por L’Oréal Paris en colaboración con la ONG Hollaback! y Fundación Mujeres en España.