¿Por qué nos escandaliza el escandaloso Donald?

 

Por Lucía Alba López Rodríguez – Equipo de trabajo del Observatorio de Violencia

Sobre Donald Trump la lista de insultos, salidas de tono, actitudes y agresiones machistas, alcanza y sobrepasa ya los límites de lo punible.

Desde que el empresario iniciara su carrera hacia la presidencia de Estados Unidos no han dejado de sucederse  situaciones y comentarios por parte del candidato republicano, con una potente carga misógina. La frontalidad del incauto aspirante, continua sorprendiendo a la audiencia, sin embargo, mayor impacto podría causarnos el hecho de que este individuo ande suelto y dispuesto a postularse con éxito a la presidencia de uno de los países más influyentes del panorama internacional.

Ataques a sus compañeros de partido, a sus adversarios, comentarios racistas sobre la población mexicana y musulmana, manifiesta homofobia, desplantes ante la comunidad discapacitada…

Por enumerar tan solo algunas de sus funestas declaraciones y actitudes con respecto al género femenino, se le ha escuchado aseverar públicamente como “cuando eres una estrella te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por el coño. Lo que sea”. Algunos empleados de su club de golf aseguran que solo consentía empleadas guapas trabajando para él; ha dicho de las mujeres que son un peligro para el mundo laboral, que su maternidad resulta un inconveniente; a menudo nos suele interpretar como algún tipo de arpías siniestras y despiadadas, sedientas de poder y dinero, o en el mejor de los casos un bonito complemento con el cual poder adornarse.

Resulta escandaloso, y al mismo tiempo no…

Si todos alcanzamos a comprender que más de la mitad del mundo anda muerto de hambre, vive en conflicto o debe migrar a países llenos de hostilidad y prejuicios; si el modelo del “buen vivir” se construye a costa de la sobreexplotación de recursos, la matanza indiscriminada de especies (entre ellas la nuestra) y la vulneración de ecosistemas; si la justicia social es un lujo caro  que no todo el mundo puede permitirse; si la avaricia y la corrupción de unos pocos gobierna sobre la infelicidad de todos; si esta lista infinita de etcéteras bien podría no acabarse nunca…¿por qué acaso deberíamos manifestar sorpresa cuando un señor de similares intenciones pretende a la presidencia del imperio?. Me extraña que aun desconozcamos  la clase de juego al que estamos jugando, o ¿es tan solo que el señor Trump peca de ser excesivamente evidente?  Antes que él, otros llegaron para gobernarnos  con sus mismos métodos, así que  después de todo, quizás lo único que le falte a este candidato sea un discurso más afinado. En cuanto a lo demás, yo lo veo idóneo para el puesto.

 

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