Este artículo forma parte de la Campaña realizada en torno al día 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia en el marco del proyecto “Banco de Buenas Prácticas para la prevención de la Violencia de Género y Educar en Igualdad, hacia un voluntariado 2.0 por el Buen Trato”, con la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social a través del IRPF “OTROS FINES DE INTERÉS SOCIAL”.
Por Esther Morales Ortega – Equipo de voluntariado del Observatorio de Violencia
Seguimos recordando el día 11 de febrero como el día para el fomento de la competencia científica de las niñas. Seguimos sumando esfuerzos para erradicar la brecha de género en la ciencia. ¿Cuántos Premios Nobel se han quedado en el camino por la imposibilidad de acceder a las carreras técnicas? ¿Cuántos homenajes se han hecho a los compañeros de las mujeres que habían sido las verdaderas autoras y descubridoras de grandes logros para la humanidad?
Hay que reconocer las violencias invisibles y estructurales que se encuentran presentes en nuestra sociedad y que repercuten directamente en el ámbito profesional de las mujeres. Es importante conocer las consecuencias individuales y en la sociedad. Vamos a reflexionar en ello con una metáfora.
¿De verdad hemos salido de la cueva, de la época de la Prehistoria, para dejar que los vehículos mas prestigiosos los sigan conduciendo los hombres, y nosotras mujeres brillantes, emprendedoras, científicas e investigadoras incansables nos conformemos con los coches de segunda mano o incluso dejemos que siendo nuestros, los sigan conduciendo y las medallas de éxito de las "grandes carreras" se las sigan colgando ellos?
La mujer sigue ajustando la jornada laboral y su promoción profesional, condicionando su carrera en atención al cuidado de los hijos e hijas y del hogar, viéndose forzadas a relegar su carrera profesional y eligiendo una jornada siguiendo otros criterios bien distintos a los de los hombres que se forman y cualifican para continuar su impulso en el ámbito laboral. El tiempo que dedica a su proyección queda reducido a la mínima expresión percibiéndolo como un lujo o un extra, con la sensación de cierta «mala conciencia».
Vamos a plasmar con un video esta realidad:
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 5.6,en su Agenda 2030, compromete a los gobiernos a «asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades para el liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública». Para conseguir estos objetivos, son imprescindibles la creación de mecanismos de participación, la educación y la capacitación.
Esto es un proyecto pero la realidad es otra bien distinta, ya que aproximadamente nueve de cada diez países en el mundo están gobernados o dirigidos por hombres, al igual que el 76% de los Parlamentos. De seguir así, para llegar a la paridad según Naciones Unidas necesitaremos 107 años.
Podemos decir que los puestos representativos están ocupados mayoritariamente por hombres, que de forma voluntaria o involuntaria frenan el reconocimiento del que muchas mujeres son las únicas merecedoras. Hay mujeres olvidadas de la historia recordadas en nombre de espacios públicos, que poco a poco se van sumando a las nuevas referentes femeninas actoras del cambio hacia la igualdad. Como muestra podemos ver una estadística reciente de las mujeres en el poder en España, con datos muy recientes.
A continuación, puedes leer un pequeño extracto donde recogemos algunas ideas de lo expuesto en el informe del CSIC “Informe Mujeres Investigadoras 2018”.
«Desde noviembre de 2017, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (organismo superior de investigación científica del Estado CSIC) está presidido, por primera vez por una mujer: Rosa Menéndez. De acuerdo con el “Informe de Mujeres Investigadoras 2018” del CSIC, las mujeres representan el 35,63% del personal científico del CSIC. En la categoría más alta, la de profesoras de investigación, supera con un 25,04% el mínimo óptimo del 25% acordado en la Estrategia de Lisboa para la Unión Europea en 2010″.
«Este umbral no se había alcanzado hasta ahora en los países de la Unión Europea, según estadísticas publicadas en la Comisión Europea en 2015”, puntualiza el informe. Además, el 31,07% son investigadoras principales de proyectos obtenidos por el CSIC en las convocatorias de Proyectos Europeos (7o Programa Marco y Horizonte 2020).
«El área de investigación con mayor porcentaje de investigadoras es la de Ciencias y Tecnología de los Alimentos, con un 54,11%, seguido de Ciencia y Tecnologías Químicas, con un 43,47%, y Ciencias Agrarias, con un 41,25%. El área con menos proporción de científicas es la de Ciencias y Tecnologías Físicas (21,47%). En 2002, la Junta de Gobierno aprobó la creación de la Comisión “Mujeres y Ciencia en el CSIC”, estando formada actualmente por 14 personas, 12 mujeres y 2 hombres».
Para más información, podemos consultar los siguientes enlaces :