Un artículo de The New York Times destapó en octubre del pasado 2018 el encubrimiento de la compañía Google sobre el caso de Andy Rubin, quien había sido demandado por conducta sexual inapropiada tras el movimiento ‘MeToo‘. No solo le encubrieron, sino que fue indemnizado por su salida con 90 millones de dólares.
Gracias al citado artículo, el delegado consejero de Google –Sundar Pichai- reconoció haber despedido hasta a 48 empleados por conductas de acoso sexual, 13 de los cuales pertenecían a altos cargos. En estos casos los empelados no recibieron compensación económica.
En el caso por el que se inició la investigación contra Andy Rubin, de acuerdo con The New York Times, la empleada fue forzada a practicarle sexo oral en la habitación de un hotel. El incidente acabó rompiendo la relación previa y, pasado un tiempo, decidió dar el paso al frente presentando la queja que llevó al inicio de la investigación, la cual certificó la denuncia como creíble. Larry Page, cofundador de Google, se limitó a agradecer su contribución a la compañía cuando se anunció su salida.
En este sentido, es positivo que los esfuerzos de las mujeres hayan derivado en nuevas políticas internas que, lejos de encubrir la violencia contra las mujeres en el ámbito laboral, han endurecido su política contra las conductas inapropiadas, y de forma especial en aquellos casos donde se abuse de un puesto de autoridad.
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