Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de las Subvenciones del 0,7 a actividades de interés social.
La violencia sexista es aquella que se ejerce hacia la mujer por el hecho de serlo, siendo una de las manifestaciones de la situación de desigualdad, subordinación y de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. Así, pertenecen a este tipo de violencia la violencia de género, la violencia sexual, familiar, laboral, la violencia virtual, la violencia social, etc.
Según la ONU “todo acto de violencia basado en el género tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.
La violencia de género es, quizá, la más conocida. Se define como aquella violencia que es ejercida hacia una mujer por parte de quienes están o han estado ligados a ella por relaciones de afectividad.
Hasta este año, en nuestro país, únicamente se habían contabilizado los casos de víctimas de violencia de género, establecidos en la Ley Orgánica 1/2004. La problemática que esto planteaba era la invisibilización de otras violencias que se ejercen sobre la mujer por razón de género, es decir, por el hecho de ser mujer (como el acoso callejero, la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil, etc.) sobre todo, centrándose en los asesinatos, ya que quienes los ejercían no tenían ningún tipo de relación con la víctima.
A partir de enero del 2022, se han empezado a contar los feminicidios, es decir, asesinatos en los que un hombre mata a una mujer por razón de género sin que tenga que haber una relación de afectividad previa. En lo que llevamos de año, son ya un total de 14 feminicidios, de los cuales 6 se enmarcan dentro de la violencia de género.
Esto supone un gran avance con respecto a la lucha contra la violencia hacia las mujeres y para el camino hacia la plena igualdad de género, ya que se visibilizarán todos los casos de violencia. Es, a la vez, una medida que trata de dar cumplimiento al Convenio de Estambul sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres, avanzando así en materia de igualdad.
Esto se enmarca dentro de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU (Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas), que persiguen el desarrollo sostenible. En este objetivo, se plantea la violencia hacia las mujeres y niñas como un gran problema a nivel mundial que contribuye, al igual que las todas las formas en las que son discriminadas, al estancamiento claro para el progreso y avance social. Establece como metas, entre otras, «eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación» y «eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina» para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible en vistas, sobre todo, para futuras generaciones. Por ello, estas medidas nos acercan a un mundo más igualitario y justo.
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