#25N #Recolectar La violencia de género en la adolescencia

Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 25 de noviembre, Día para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y los 16 días de activismo de ONU Mujeres, “Banco de Buenas Prácticas para la prevención de la Violencia de Género y Educar en Igualdad, hacia un voluntariado 2.0 por el Buen Trato”, gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a través del IRPF “OTROS FINES DE INTERÉS SOCIAL” y el proyecto DANA+, financiado por el Fondo Social Europeo – Programa Operativo de Inclusión Social y Economía que se desarrolla entre 2019 y 2023.


Por Katherine Tamayo Mejía – Equipo técnico del Observatorio de Violencia

La discriminación, la desigualdad de género, las normas sociales y los estereotipos de género, son causas que perpetúan y generan las violencias machistas. Dados los efectos devastadores que la violencia tiene en las mujeres, niñas y adolescentes, los esfuerzos se han concentrado principalmente en las respuestas y servicios para las sobrevivientes. Sin embargo, una de las mejores formas de contrarrestar la violencia de género es prevenirla tratando sus orígenes y causas estructurales.

Generalmente, asociamos la expresión violencia de género, con la imagen de una mujer adulta siendo agredida, no obstante, hoy en día es posible reconocer que este tipo de violencia también está presente en las más jóvenes, y que se manifiesta de diversas formas, no sólo de forma física o sexual.

Hoy en día, es posible identificar que el maltrato empieza desde el noviazgo adolescente, que algunos chicos y chicas establecen estas primeras relaciones desde modelos de desigualdad, en los que unos y otras responden a estereotipos sexistas en su comportamiento y en su forma de relación. Existe por parte de las adolescentes, una falta de percepción de determinadas conductas como sexistas, como primeras señales de violencia, interpretándolas desde las ideas del amor romántico.

En la adolescencia, chicos y chicas están construyendo su identidad y debemos trabajar para que puedan incorporar valores no sexistas y contrarios a la violencia. Esta identidad va a estar condicionada por los modelos que tienen a su alrededor. Y estos modelos reproducen a su vez, estereotipos de género que establecen una identidad femenina representada por la dependencia, la debilidad, la complacencia a los otros; y una identidad masculina asentada en el control emocional, la fuerza, el riesgo y el permiso para ejercer la violencia.

La juventud no ha conocido el mundo sin internet, son nativos digitales, y las nuevas tecnologías están tan integradas en sus vidas que las redes sociales son una pieza clave en la construcción de su identidad social y de género. Y es también, a través de las redes sociales, donde los adolescentes desarrollan y mantienen sus relaciones de pareja. Las nuevas tecnologías, han creado nuevos escenarios y herramientas con las que se puede controlar, humillar, amenazar y acosar.

El escenario cambia, pero lo que no cambia son los mitos del amor romántico -conjunto de creencias socialmente compartidas, sobre la supuesta «verdadera naturaleza» del amor; mitos que se unen ahora a las nuevas tecnologías, generando nuevas formas de violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes.

La violencia de género en adolescencia y juventud no suele comenzar con agresiones físicas ni sexuales, sino que se va generando en la violencia psicológica, la cual es más difícil de detectar y por ende de parar. Algunos de los comportamientos de este tipo de violencia que se suelen presentar son:

  • Control, una de las conductas más claras y repetidas por los agresores y consiste en vigilar constantemente a la pareja e incluso prohibirle hacer cosas que ellos consideran inadecuadas; en la adolescencia, como ya se ha dicho, las redes sociales juegan un papel importante para ejercer este control: controlar las horas de conexión, contraseñas, fotos, seguidores.
  • Aislamiento, el objetivo de esta conducta es impedir que la chica tenga vida social y conseguir que le dedique todo su tiempo a él.
  • Celos, se manifiestan como una sospecha constante sobre las conductas de la chica y se justifican como una «muestra de amor».
  • Acoso, la principal estrategia de este tipo de conducta, consiste en vigilar a la chica en todo momento por teléfono, redes sociales, en la calle; y se puede hacer más frecuente, cuando una relación de pareja está llegando a su fin y el chico quiere volver con ella.
  • Descalificación, situaciones en las que el fin es atacar y menoscabar la autoestima de la chica.
  • Humillaciones, se manifiesta mediante burlas, insultos o reproches en público y/o privado, y también pueden tener un componente sexual.
  • Manipulación emocional o afectiva, que se puede manifestar de varias formas, tales como, castigo, amenaza, victimización o incluso, de manera seductora premiando a la chica cuando se comporta como él desea.
  • Indiferencia afectiva, en la que el chico se muestra insensible o desatento ante las actuaciones de la chica, mostrándole incluso rechazo o desprecio, indicando de esta forma que ella se equivoca y que debe hacer lo que él desee. También se puede identificar como situaciones de no reconocimiento de los errores por parte del chico, el no querer pedir perdón o desaparecer unos días sin da explicaciones.
  • Amenazas, una de las formas más directas de la violencia psicológica, se manifiesta generalmente cuando la chica quiere terminar con la relación o no acepta determinadas imposiciones de parte del chico.
  • Presión y negligencia sexual, generalmente se da la imposición para mantener relaciones sexuales mediante chantaje emocional: enfados, reproches, culpas.

Es importante que logremos comprender y entender la magnitud de la violencia de género que se está generando en la juventud, puesto que son ellas y ellos, el futuro de nuestra sociedad; y por ende, se hace necesario generar nuevas prácticas de socialización, educación, responsabilidad y de relacionamiento con las demás personas, que permitan el aprendizaje de nuevas conductas y que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como la prevención de la violencia de género.

El trabajo con jóvenes en diversos ámbitos, es la mejor opción para lograr un progreso rápido y sostenido en materia de prevención y erradicación de la violencia de género; puesto que se trata de una época crucial durante la cual se forman los valores y normas relativas a la igualdad de género.

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