Por Mariana Salomón – Voluntaria de Fundación Mujeres
A finales del mes de junio se desarrolló la Conferencia «Sumisión Química: Análisis del Fenómeno», organizada por la Comisión de Mujeres Abogadas del Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB), Dones Juristes y AADAS. En la misma se abordó la amplitud del concepto y se abogó por una justicia restaurativa en torno a las víctimas de agresión sexual.
La sumisión química puede darse en distintos formatos: de manera proactiva, cuando una persona intencionadamente intoxica a través de sustancias (drogas o alcohol) a otra de manera encubierta para aprovecharse de ella; o de forma oportunista, cuando la víctima a ingerido voluntariamente distintas sustancias y otra persona se aprovecha de la condición vulnerable en la que se encuentra para cometer una agresión. El problema radica, según las especialistas del congreso, en que el sistema judicial muchas veces desestima aquellos casos de sumisión oportunista, culpabilizando a la víctima y responsabilizándola de las agresiones cometidas sobre ella. Ello sucede especialmente en casos de pérdida de conocimiento, ya que el valor del relato de los hechos resulta central para el sistema jurídico. Por ello, en el congreso se señaló que resulta imprescindible una actuación diligente orientada a la investigación del caso que no se base meramente en un relato que no pueden recuperar, sino a través de la obtención y envío de muestras relacionadas con la medicina forense.
En el congreso también se abordaron diferentes ideas preconcebidas en torno a la sumisión química: Según uno de los estudios presentados por la forense y jurista Belén Gallo, a diferencia de lo que se piensa, las drogas sintéticas representan el menor porcentaje de casos (sólo el 3% de los casos estudiados incluían drogas como ketamina y burundanga). La mayoría de las agresiones sexuales se dan por sumisión oportunista, en donde la sustancia protagonista es el alcohol. Además, señaló que sólo el 15% de los victimarios representan personas desconocidas para la víctima, ya que en su mayoría son conocidos o familiares.
Asimismo, en las ponencias se abordó la impunidad con la que se perpetúan los delitos sexuales, en especial en un contexto que pone el foco en los actos y contexto de las víctimas más que en las acciones de quienes la perpetúan. La psicóloga Nuria Iturbe indicó, a partir de un estudio desarrollado por PrevenSI, que una persona que haya cometido un delito de índole sexual tiene sólo un 5% de posibilidades de ser detenida, juzgada y con condena firme. Esta impunidad genera una invisibilización del fenómeno, y además facilita la reincidencia al no existir consecuencias penales.
Por último, se concluyó que se debe trabajar en visibilizar este tipo de agresiones para que puedan ser efectivamente denunciadas, y a la vez, éstas deben ser abordadas en el sistema judicial de una manera multidisciplinar y con un importante acompañamiento a las víctimas.
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