El informe publicado por Save the Children el pasado septiembre de 2020, «(Des)información sexual: pornografía y adolescencia», muestra los resultados de un análisis sobre el consumo de pornografía en adolescentes y su impacto en el desarrollo y las relaciones con iguales.
Autoría / Editado por: Cristina Sanjuán / Save the Children |
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En el estudio participaron 1.753 adolescentes de entre 13 y 17 años, donde se abordan sin tabúes dos temáticas principales: el consumo de pornografía en la adolescencia y la influencia de este consumo de pornografía en los y las adolescentes.
Por una parte, el 62,5% de las personas participantes –un 87,5% de los chicos y un 38,9% de las chicas– afirma haber visto pornografía alguna vez en su vida. Los y las adolescentes ven pornografía, de media, por primera vez a los 12 años y la principal vía de acceso al primer contacto es el grupo de iguales (51,2%) seguido del acceso mediante búsqueda activa (28,5%).
En términos generales, el consumo se produce en la intimidad (93,9%), a través del teléfono móvil y se centra en contenidos gratuitos online (98,5%), basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad. Este consumo es frecuente en la adolescencia siendo que la mayoría ha visto pornografía en los últimos 30 días, el doble entre los adolescentes (81,6%) que las adolescentes (40,4%).
Por otra parte, para estudiar cómo influye la pornografía en la vida de los y las adolescentes y en sus relaciones, se ha analizado la percepción de la pornografía de las personas adolescentes. Destaca que los y las adolescentes homosexuales y bisexuales consideran en menor medida que las prácticas de la pornografía se parecen a la realidad, seguramente porque les resultan ajenas y machistas y no se identifican con ellas.
Los resultados del estudio indican que para el 30% la pornografía es su única fuente de información sobre prácticas sexuales. Asimismo, el 54,1% de las personas encuestadas, mayoritariamente chicos, cree que la pornografía da ideas para sus propias experiencias sexuales y al 54,9% le gustaría poner en práctica lo que ha visto.
De hecho, el 47,4% de los adolescentes que ha visto contenido pornográfico ha llevado alguna escena a la práctica. Cuando intentan imitar lo que ven, preocupa el hecho de que no siempre solicitan consentimiento previo a su pareja. El 12,2% de los chicos lo ha hecho sin el consentimiento explícito de la pareja y sin que a esta le haya parecido bien.
Catalina Perazzo, la directora de Políticas de Infancia y Sensibilización de Save the Children, asegura que «el peligro no es que vean pornografía, sino que su deseo sexual se esté construyendo sobre unos cimientos irreales, violentos y desiguales propios de la ficción».
Finalmente, el informe concluye lo siguiente y ofrece propuestas ajustadas a las necesidades de la infancia y adolescencia que garantizan el bienestar y el desarrollo integral de su identidad, ya que a gran parte de los y las adolescentes les gustaría tener más información sobre sexualidad.
"No hay una educación afectivo-sexual reglada, que aborde la sexualidad de forma integral, con un enfoque de igualdad de género y diversidad, que se atreva a replantearse si la masculinidad que utilizamos como barómetro social debería seguir haciéndolo. La «educación sexual» actual no previene ni protege a la infancia y adolescencia contra las prácticas sexuales de riesgo o la violencia. Desafortunadamente, esto ha hecho que la pornografía, a través de diferentes canales, se haya convertido en profesora de la «sexualidad»."
Juntamente con este informe, Save the Children publicó la guía «Tenemos que hablar del porno», un material dirigido a las familias para trabajar el consumo de pornografía en la adolescencia que complementa la guía «Respuestas fáciles a preguntas difíciles» publicada en 2017 por la misma organización.
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