Jóvenes como Agentes de cambio en la prevención de violencias machistas

El Observatorio Noctámbul@s, de la Fundación Salud y Comunidad (FSyC), nos sorprende con una iniciativa muy positiva y oportuna: formar a las y los jóvenes para que sean Agentes de Cambio en la prevención de violencias machistas.

El proyecto se está desarrollando actualmente en Barcelona y es liderado por esta entidad, conocida por su trabajo desde hace más de 25 años en la investigación, prevención, intervención y sensibilización sobre diversas problemáticas, especialmente a colectivos en riesgo.

¿Cómo se forman los Agentes de cambio?

Tal como es explicado por la responsable del programa, este proyecto favorece el empoderamiento de los y las jóvenes, entre 16 y 25 años, a partir de un marco teórico con perspectiva de género, para que puedan desarrollar actividades de prevención de violencias machistas entre iguales en sus municipios; por eso se les llama agentes de cambio.

El proyecto basa sus acciones en una metodología participativa desde la perspectiva del aprendizaje entre iguales (peer to peer), con la finalidad de generar un espacio de confianza, reflexión, aprendizaje y construcción de estrategias comunitarias para la sensibilización y prevención. Así, cada joven será agente de prevención.

Las personas destinatarias de la formación son acompañadas en el diseño y desarrollo de una acción de prevención de las violencias o de promoción de la igualdad de género, surgida de las propias iniciativas del grupo participante, ofreciéndose por las personas formadoras los recursos teóricos y las competencias básicas que les permitan llevarlas a cabo.

El objetivo del proyecto

El proyecto además de ofrecer formación a jóvenes que quieran formarse como agentes de prevención desde una perspectiva de género para desarrollar actividades de prevención de violencias machistas, tiene como objetivo promover la consolidación del grupo participante, facilitando la continuidad de acciones en esta misma línea a nivel de su propia localidad.

Las sesiones de formación se han empezado a desarrollar ya, y según sus autores y autoras solo a través de dinámicas vivenciales se pueden revisar  «como nos posicionamos y habitamos el mundo y de cómo todo ello afecta a nuestras relaciones, nuestras creencias y a todo aquello considerado normal porque siempre se ha hecho así».

De este proyecto destacaríamos, entre otros aspectos, que alivia la problemática planteada en lo que toca a la violencia de género en jóvenes, y que consigue llegar a un punto importante que choca con lo discutido en investigaciones y estudios impulsados por la propia Delegación de Gobierno para la Violencia de Género, de donde se han podido deducir algunas características que se podrían volver a precisar. Por ejemplo, que la violencia de género está  muy presente en mujeres de 16 a 24 años, y otra, que se vienen normalizando algunas conductas menos extremas de maltrato, como el control o los insultos. En este Observatorio ya se había hecho referencia en una publicación anterior, y con ocasión de la campaña 25N,  sobre «La normalización de la Violencia de Género en la adolescencia y la juventud«. Si ya habíamos puesto el ojo critico en el hecho que ciertos comportamientos machistas se asimilaban por las y los jóvenes como normales, precisamente con estos programas lo que se persigue es revisar estos estereotipos para buscar cambios culturales que vayan corrigiendo los comportamientos machistas.

La fortuna es que estas iniciativas van cada vez más en aumento. Para citar alguna más, en el 2019 se implantó también en Castilla – La Mancha, con un programa de formación a jóvenes para asumir el rol de agentes de prevención de la violencia machista y las relaciones tóxicas en su entorno más cercano, pero fundamentalmente en su ámbito educativo. En ese momento la directora del Instituto de la Mujer, Araceli Martínez, destacaba el potencial de esta medida «en la detección y la prevención, facilitando construir un discurso hacia la igualdad, más atractivo para las y los jóvenes, que permita apuntar hacia un contexto más social, más amplio».

En definitiva, contamos con dos proyectos de dos Comunidades Autónomas que buscan un mismo objetivo a través de unas acciones abiertas para la prevención y la formación de jóvenes como agentes del cambio; pasos que nos gustaría que se siguieran como ejemplo. Invitan al resto de las provincias u organizaciones no gubernamentales que procuran la detección y la prevención de la violencia de género a sumarse con más iniciativas para jóvenes como esta, liderada en esta ocasión por la Fundación Salud y Comunidad.

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