La asociación Teatro que Cura, formada por profesionales de la psicología, la pedagogía y la actuación busca, a través del teatro, mostrar y enseñar a adolescentes y jóvenes en las aulas, nuevas herramientas para crear las bases sobre las que construir una relación de pareja: el respeto, la confianza y la igualdad.
Su método combina la interpretación y la psicología para sensibilizar en torno a la violencia machista y brindar herramientas para construir relaciones de pareja sanas.
Esta forma de hacer teatro se conoce como teatro foro o teatro de la provocación. Se trata de una técnica de dramatización que ha sido empleada en muchos lugares del mundo por su gran funcionalidad en el trabajo comunitario, y por sus resultados fácilmente reconocibles en todos los lenguajes. Su utilización le permite al público cambiar el desenlace de la obra a partir de su propia intervención. Para ello, la realidad se representa de forma tal que pueda ser analizada y posteriormente transformada, buscando tanto en el público como en las personas que representan la obra, una toma de conciencia y actitud crítica que deriven en la búsqueda de estrategias para afrontar los problemas representados.
La obra de Teatro que Cura en cuestión, representa las inseguridades desde que dos personas se conocen, los miedos y cuestionamientos antes de la primera relación sexual, y los conflictos que surgen una vez en la relación de pareja, aportando la visión y las conductas que manifiestan distintamente las mujeres y los hombres debido a los patrones patriarcales y desiguales de la sociedad.
Mientras transcurre la obra, las personas asistentes prevén que en cualquier momento se llegará a alguna manifestación de violencia física, pero no todos ni todas son conscientes de la violencia que ya tienen delante: la psicológica, como el control derivado de los celos, “Si no me enseñas el móvil significa que algo tendrás que ocultar”, acusa Ali a Edu (personajes de la obra). La escena termina con el teléfono aplastado contra el suelo.
A medida que avanza la obra, se van acumulando y aumentando las tensiones hasta que al final estallan. La coprotagonista Ali decide terminar la relación con Edu, refiriendo que su familia le han aconsejado denunciar.
La psicóloga Susana Martín Cuezva, de Teatro que Cura, afirma que «la idea es que puedan reflexionar en conjunto, escuchen y compartan sus ideas. El objetivo es que aprendan a crear vínculos basados en el respeto, la confianza y en la igualdad, y no en el machismo o el sometimiento, así como a detectar comportamientos nocivos«.
Reflexiona también sobre la violencia machista que envuelve una relación desigual. Destaca la importancia de hablar de personas responsables de sus actos y no de culpables, porque ello trasmite la capacidad para evolucionar y desaprender estas actitudes y manifestaciones violentas de relacionarse a partir de la toma de conciencia y la reflexión crítica. Su objetivo es transmitir la importancia de autovalorarse, el respeto mutuo y el autocontrol.
Teatro que Cura ha estado llevando esta experiencia a las aulas desde 2017. Ha sido tal la acogida, que ya cerca de 5.000 estudiantes de institutos de Madrid han asistido a sus representaciones. A raíz de ello y por petición de los propios centros escolares, han ampliado su propuesta artística y coeducativa en las obras a otros temas tan importantes y urgentes como el acoso escolar.
Esta experiencia resulta muy interesante y provechosa para la comunidad educativa y para la sensibilización con respecto a las violencias machistas entre adolescentes y jóvenes como medio para su prevención y lucha, ya que según el estudio La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España, impulsado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, el 48,3% del alumnado no parece haber trabajado en la escuela la educación sexual.
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