Defensoras: Entrevista Liz Meléndez, directora de la casa de la mujer peruana “Flora Tristán”

Este mes, y como parte de la campaña #stopviolenciamachista, desde la Fundación Mujeres iremos publicando una serie de entrevistas a personalidades relevantes, implicadas directamente con temas de violencia machista, las cuáles tienen mucho que contarnos al respecto.

Comenzamos con Liz Meléndez, directora ejecutiva del Centro de la Mujer Peruana “Flora Tristán”.

 

– Gracias por atendernos Liz. El motivo de tu visita a España es este seminario de Feminicidio.

L: Si, es el tercer seminario sobre feminicidio América Latina-Europa, que es un esfuerzo de organizaciones latinoamericanas y europeas fundamentalmente, para reflexionar sobre el feminicidio en ambas regiones, y ver cómo podemos cooperar conjuntamente, para enfrentar este problema a nivel de las políticas públicas, en los ámbitos birregionales.

– ¿Cuál es la actualidad de feminicidio ahora, en América Latina, y cuál es en Europa?.

L: Bueno, en América Latina, el feminicidio viene trabajándose ya hace varios años, especialmente desde las organizaciones del movimiento feminista. Hay registros. En Perú, por ejemplo, se cuentan más de 100 feminicidios en el 2016, y más de 200, bueno, 204 tentativas de feminicidio. Siempre hemos resaltado que el feminicidio no es una forma de violencia aislada, sino el resultado de un sinfín de violencias, que se intersectan, complejizan, y que ponen en riesgo de muerte a  las mujeres. Digamos, Perú tiene las más altas tasas de feminicidio íntimo, que es el que se da en las relaciones de pareja o expareja, sin embargo en Centroamérica tienen las más altas tasas de feminicidio en la región, pero vinculadas no solamente al tema de pareja o expareja, sino también a ámbitos de las pandillas, de las maras, vinculado con problemas que también afectan a las mujeres, como el narcotráfico ¿no?, entonces, eso como para visibilizar que hay dos dimensiones del feminicidio, una que tiene que ver con las relaciones de pareja, exparejas, es decir, afectivas, o en los entornos familiares e íntimos; y otro vinculado con la violencia estructural e institucional hacia las mujeres. Y bueno,  a pesar que es mucho  el trabajo sobre feminicidio y violencia contra las mujeres que se ha trabajado en América Latina, y se ha trabajado mucho con el apoyo de la Unión Europea, y si bien es cierto, que tienen leyes y es importante su servicio, por supuesto, con las deficiencias propias de un sistema discriminador global, pero ellos no han trabajado el feminicidio como concepto tal. Creo que este seminario lo que intenta hacer es, un poco, acercar la experiencia latinoamericana  también a la europea; plantear que den esa reflexión sobre esta categoría social y política, que se instaló en el marco jurídico de América Latina. No digo con esto, que lo tienen que hacer en Europa, pero sí es importante que den esa reflexión, y vean cuáles son los caminos, porque también tienen, en España, por ejemplo, altos índices de violencia hacia las mujeres y de feminicidios, y también en España hay un problema de feminicidio importante en mujeres inmigrantes. Según lo que han presentado acá, más del 30% de los feminicidios son mujeres inmigrantes.

– ¿Por qué Feminicidio?, ¿por qué el término de feminicidio resulta importante?.

L: Bueno, el feminicidio surge en realidad, hace muchos  varios año ya, digamos más de dos décadas. Diana Russell, pensadora feminista, habla del crimen de las mujeres por razones de género, es decir, por ser mujeres. Luego este concepto va problematizándose en México, a raíz de los hecho en Ciudad Juárez, Marcela Lagarde comentando a cerca de la impunidad, y queda  el nombre de feminicidio para algunos países de América Latina; otros usan Femicidio, que viene de la traducción de femizar que puso Diana Russell, y bueno, lo que intenta también, es visibilizar el sujeto de desprotección que son las mujeres, el sujeto de agresión que son las mujeres. Intenta no quedarse en el genérico “homicidio”, sino visibilizar que hay muertes de mujeres por género o basadas en el genero, y ese es el nombre social y político que se le dio. En Algunos países ha pasado al ámbito de lo jurídico-penal, no necesariamente tiene que ser en todos lados, creo que cada país tiene que evaluar su contexto, en América Latina ha sido importante, aunque no la solución, por supuesto, y jamás va a ser la norma, una solución a este asunto.

– ¿Pero Crees que la utilización de este concepto a nivel jurídico podría resultar útil o beneficioso dentro del sistema de justicia europea?.

L:  Yo creo en la reflexión a nivel Europeo, porque por ejemplo, si yo contara nuestra experiencia. En Perú no teníamos ni siquiera una ley integral de violencia. Primero fue la tipificación del feminicidio, y con eso, nos ayudó mucho a visibilizar las consecuencias de la violencia contra las mujeres, que es la muerte. 4 años después de la tipificación del feminicidio, pudimos tener una norma más integral de violencia contra las mujeres, es decir, nosotros hemos ido a la inversa. El concepto empujó, y la fuerza del movimiento feminista en Perú y en América Latina, pero no todos los contextos son iguales. Creo que cada país y cada realidad, tiene que evaluar su contexto. Lo que sí es cierto es que la tipificación no va a garantizar, ni que lo feminicidios disminuyan, ni que la violencia se erradique, pero en el caso peruano concrétamente, sí contribuyó a empujar una serie de medidas para prevenir y combatir la violencia hacia las mujeres. Contribuyó, pero no ha detenido los feminicidios. Eso sí es importante tenerlo en cuenta, porque no es la solución, en nuestro caso fue medida importante que nos viene ayudando para exigir que el estado cumpla, porque si ya tiene tipificado el feminicidio, pues tienes que hacer políticas para que esto no suceda.

– ¿Qué aspectos de la violencia está tomando más relevancia en Perú y quizás también a nivel regional?.

L: Pues en Perú, a raíz de la tipificación del feminicidio  y del gran empuje que le damos, pues se incrementó la sensibilización, lo que pasa es que el feminicidio te evidencia hasta dónde puede llegar la violencia hacia las mujeres, o sea, que no es un asunto menor, que es un asunto de muerte, y que tenemos que actuar frente a eso y que es un delito pluri-ofensivo ¿no?, es decir que atenta contra la igualdad, la dignidad, la vida, es discriminatorio, se rige por un patrón cultural, tiene dimensiones interseccionales, en mujeres indígenas, en las lesbianas, en las migrantes, en las pobres,…pero que todas estamos sujetas a esa discriminación.

– ¿Qué opinión te dan las nuevas formas de violencia  que se están dando ahora con las nuevas tecnologías?.

L: Yo creo que el patriarcado se va renovando, y encuentra diferentes formas para seguir oprimiendo a las mujeres, y que parezca que no. Creo que en esto hay que estar muy atentas. Y creo que el tema de la ideología de género que se viene difundiendo, es una de esas estrategias para restar importancia a los derechos de las mujeres y al feminismo especialmente. Creo que hay que estar muy atentas a estas nuevas formas de violencia, que son reinvenciones de formas estructurales de violencia.

– ¿Dónde está el futuro para estas problemáticas?.

L: El futuro lo va a garantizar el movimiento feminista. Yo creo que hay que fortalecer a las organizaciones, hay que seguir potenciando los liderazgos feministas, porque son las feministas, las organizaciones, los activismos…lo que va a garantizar que este coche siga en camino.

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