El jueves de la pasada semana, tuvo lugar la jornada titulada “medios de comunicación y violencia machista. Informar y prevenir a través de ka noticia”. Este taller promovido por la acción coordinada del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) y la Universidad de Zaragoza (UZ), se encuentra enmarcado dentro del conjunto de actividades que giran en torno al Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
La directora del IAM, Natalia Salvo, inauguró la jornada poniendo el acento en la capacidad de los medios de comunicación como herramienta para prevenir y educar sobre la violencia machista, cosa que no se está consiguiendo.
Tras su intervención le siguió la ponencia sobre “Medios de comunicación y violencia machista. Informar y prevenir”, presentada por José María Calleja, de la Universidad Carlos III. Calleja manifestó las carencias mediáticas, e igualmente denunció la necesidad de una mayor beligerancia y sentido didáctico por parte de estos conductos de información.
Como parte de su intervención, el periodista y profesor planteó la creación de una nueva sección en la prensa escrita, que tratase de manera constante y comprometida, esta realidad desgraciadamente tan cotidiana, contando para ello con periodistas especializados y recursos.
Después vino el turno de Miguel Lorente, de la Universidad de Granada, con su ponencia sobre “Violencia y desigualdades en los medios de comunicación”. Lorente reflexionó sobre la manifiesta indiferencia que genera, en ocasiones, la desigualdad, y la capacidad de los medios para desmontar tópicos culturales heredados que se cuelan dentro de estas crónicas sobre violencia, perjudicando a las victimas y favoreciendo a los agresores.
Es un hecho que los medios de comunicación masiva pueblan con informaciones y mensajes el imaginario colectivo. Estos medios han de tomar conciencia a cerca de los contenidos y la forma de tratar las diferentes realidades. Tenemos la responsabilidad moral de reaccionar tajantemente contra la violencia. Los medios de comunicación como amplificador de narrativas sociales, no pueden ser la excepción.
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