Una investigación, pionera en España sobre víctimas de homicidios, abre nuevos desafíos en la igualdad efectiva

Una investigación universitaria,  Female Homicide Victimization in Spain from 1910 to 2014: the Price of Equality?’recopila los datos de homicidios de mujeres y hombres en España durante más de un siglo, entre 1910 y 2014.

Es fruto de un cuidadoso trabajo de la Directora del Grado de Criminología de la Universidad Oberta de Cataluña  (UOC), Antonia Linde, en colaboración con la Universidad de Lausana (UNIL, Suiza).  En esta amplia recopilación documental, publicada en el European Journal on Criminal Policy and Research, se recogen principalmente datos sobre víctimas de homicidios  desagregadas por género, desde 1910 hasta 2014.

Se dio a conocer en el propio portal de la UOC, destacando que dicho estudio es pionero en analizar los datos de más de un siglo en todo el territorio español, a diferencia de otros previos que se han realizado centrados solo en algunas regiones de España. De igual forma se informó a la opinión pública a través de más medios de información digital, revelándose apartes del estudio y algunas conclusiones que pueden dar mucho de sí, pero que deja la posibilidad de propuestas para un futuro estudio sociológico y/o crimininalístico.

Lo cierto es, tal como la explica su autora, que la investigación muestra tanto la victimización masculina como la femenina, pero también centra el análisis, sobre todo, en las víctimas mujeres, porque se estudiaron las tendencias de victimización de las mujeres por homicidio, incluyendo cuando se ha perpetrado tanto por hombres como por mujeres. Según puntualiza la investigadora: “Esto se debe a que, hasta finales de los años noventa no se encuentran datos públicos disponibles sobre víctimas femeninas por homicidio cometido por hombres”.

Entre los resultados principales, destacan dos grandes premisas:

Primera: Que a  partir de finales de los años sesenta en España se atribuye un aumento de la mortalidad femenina por homicidio. Esto se asocia a la evolución del rol y estatus de la mujer en la vida social, explicándose con indicadores que tendrían que valorarse; por ejemplo:

  • Aumenta el número de matriculadas en estudios superiores: se explica cómo en 1915-1916 las mujeres representaban el 2% respecto al total de estudiantes, pero a comienzos de los años sesenta pasan a ser un 25%. Y a partir de los ochenta fueron mayoría.
  • Aumenta la presencia en el mercado laboral: esta era de 2,7 hombres que trabajaban en el 1976 por cada mujer y, en el 2014, 1,2.
  • Aumenta la edad media de las mujeres para ser madres: en 1975 tienen 25 años, mientras que en el 2014 tienen 31.
  • Disminuyen los matrimonios: En este período, el número de matrimonios se redujo en un 50%, pasando de 7 matrimonios por cada 1.000 habitantes en el 1910, a 3,4 en el 2014.
  • Aumentan los divorcios: del 1982 al 2014 se multiplica por 6 la proporción del número de divorcios por cada 100 matrimonios.
  • Aumentan los abortos: Hay 4 por cada 1.000 mujeres —de 15 a 44 años— el 1990 y 10,5, el 2014.

Segunda: Que la victimización femenina va en aumento.  Mientras la victimización masculina disminuye a partir de mediados de los años ochenta, la victimización femenina aumenta. Según Linde: «Es interesante porque durante este periodo la gran mayoría de países del entorno muestra, a partir de los años sesenta, una disminución de la victimización por homicidio en general, incluyendo la femenina». Al parecer en España ha ocurrido lo contrario, y es que la población femenina adulta no se ha beneficiado en la misma proporción que la masculina del descenso generalizado que han experimentado las muertes violentas en Europa desde la década de los sesenta.

Tal como se remarca en este estudio, la búsqueda de la igualdad de la mujer, su cambio de rol y la conquista de libertades y espacios, así como pretender el cambio hacia una perspectiva de género, ha conllevado, posiblemente, una mayor exposición para la victimización femenina. En esta última década ha sido notorio el aumento incontrolable; es una cruda realidad que se visibiliza cada día y lo expresan las cifras (en lo que se lleva de año son 10 las mujeres asesinadas por violencia machista, pero ascienden a más de mil desde 2003).

No obstante, y como comenta de manera rotunda la misma autora de la investigación, el estudio plantea también muchos interrogantes. Eso tal vez lo hace más interesante y conduce a un gran desafío para una futura investigación, los datos que recopila pueden ser objeto de numerosos más análisis; aunque la importancia de esta primera investigación por homicidios en España radicaría en que abre muchas más posibilidades para  juicios de valor y análisis que también puedan ofrecer más  alternativas o soluciones, sin tener que frenar en lo avanzado. Tras la búsqueda de la igualdad real y efectiva se abren nuevos desafíos y futuras investigaciones.

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