Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se va a llevar a cabo con motivo del día 28 de septiembre, Día de Acción Global un aborto legal, seguro y accesible, en el marco del proyecto “Banco de Buenas Prácticas para la prevención de la Violencia de Género y Educar en Igualdad, hacia un voluntariado 2.0 por el Buen Trato”, gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a través del IRPF “OTROS FINES DE INTERÉS SOCIAL”
Con motivo de la campaña 28S por el Día de Acción Global por un Aborto Legal, Seguro y Gratuito reivindicamos la importancia de que las mujeres sean libres en la toma de decisiones para el ejercicio efectivo del derecho a la salud de las mujeres. Más en un momento en el que Estados se están oponiendo de forma fehaciente a este derecho humano.
En el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se reconoce el “derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel de salud física y mental”. Pero, ¿qué es “salud”? La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, en el apartado 89, establece que la “salud no es sólo la ausencia de enfermedades o dolencias, sino un estado de pleno bienestar físico, mental y social”. Y, “la salud reproductiva es un estado general de bienestar físico” y respecto a la procreación engloba “la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia” (apartado 94 de la Declaración) “sin verse sujeta (la mujer) a la coerción, la discriminación y la violencia” (apartado 96 de la Declaración).
Se han ido dando pasos a nivel legislativo en la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en los últimos años. Pero aún queda trabajo por hacer. A nivel de la Unión Europea, por ejemplo, todavía existe un país que tiene tipificado como delito el ejercicio y la práctica del aborto. Es el caso de Malta. Uno de los 5 países que tiene pena privativa de libertad, de 18 meses a 3 años (art. 241 del Código Penal Maltés), tanto para las mujeres que han decidido y se ha efectuado el proceso, y la persona que lleva el aborto a término. Y en otros países, aunque no está completamente prohibido, tampoco está permitido su pleno libre ejercicio, sino que se limita a algunas causales.
Este es el caso de Polonia. Solo se permite abortar cuando concurre una de las tres causales más típicas. En caso de que haya peligro para la vida de la madre, en el caso de malformación del feto o que el embarazo sea producto de una violación. Además, el Parlamento se estuvo planteando restringir todavía más las posibilidades de la práctica, que provocó el llamado lunes negro, la toma de las calles por parte de las mujeres en protesta del posible cambio legislativo.
En otros casos, aunque se permite que la mujer decida de forma libre si quiere o no llevar a término su embarazo, se ha abierto el debate de limitar el libre ejercicio del derecho. Es decir, pasar de legislaciones cada vez más progresistas a conservadoras. En España, se estuve pensando complicar el proceso de acceso que establecía la Ley Orgánica 2/2010. Se quería hacer que las mujeres tuviesen que pasar por psicología para evaluarlas. Y, aunque se reculó, se cambió la legislación para que fuera obligatorio que las mujeres de entre 16 y 17 años contasen con el permiso paterno o materno para abortar. Además, se permite que las asociaciones antiabortistas intenten convencer, griten y acosen a las mujeres a las puertas de las clínicas abortivas.
Otro de los casos que pone en jaque el avance hacia sociedades igualitarias donde las mujeres tienen control sobre sus propios cuerpo y vidas es la carta promovida por Estados Unidos. En ella, se pide la organización una coalición antiabortista. Y a tal fin, se ha puesto en contacto con distintos países simpatizantes con el propósito de poner fin a las políticas “dañinas” contra el no nacido. Algunos países, como Brasil, Egipto, Arabia Saudí, Indonesia, Haití, Nigeria e Irak, se han sumado ya a esta iniciativa.
Estos son algunos ejemplos que evidencian que la lucha a favor de los derechos de las mujeres en general, y el derecho a la salud en particular no ha terminado. Reflejan que, incluso los países que han desarrollado legislación protectora y han despenalizado el aborto pueden emprender un camino en dirección contraria. Por ello, es necesario seguir reivindicando y creando conciencia sobre la libertad y derecho de las mujeres a decidir sobre su propia vida y cuerpo.
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