Por Eva Gómez– Equipo de trabajo del Observatorio de Violencia
Diana Quer, Marta del Castillo, el pederasta de Ciudad Lineal o algún otro caso acostumbrado a llegar a nuestros ojos y oídos, son los que han frecuentado todos nuestros noticiarios esta semana relegando la cuestión de género una vez más. Probé a cambiar de cadena pero no funcionó. Supongo que será el resultado de que las televisiones españolas estén monopolizadas por unas pocas partidistas agencias.
No es nada inédito, nada de lo que me percaté ayer por primera vez, pero las ganas de escribir me invadieron esta mañana leyendo titulares de prensa de camino a la Fundación. Vi que finalmente hoy, Día Internacional contra la Violencia de Género, había cobertura mediática en torno a la cuestión género y violencia contra las mujeres. Es bien sabido que esta escasa cobertura afecta a muchos otros asuntos como el drama de las personas refugiadas, por poner un ejemplo, que a pesar de haberse desvanecido de nuestras “cajas idiotas” sigue más que presente en la realidad. Por ello, escribo desde la absoluta consciencia de que pocos serán los que lo lean, además de por ser una mera aficionada de la escritura, porque como mucha de la prensa independiente de calidad que tenemos en España alcanza a un público muy reducido.
Que estemos mejor que nuestras madres y que nuestras madres estuvieran mejor que nuestras abuelas no es nada fortuito. No es una casualidad que podamos votar, que podamos elegir en qué trabajar, que podamos obtener préstamos, que sea ilegal que tu pareja te golpee o que finalmente se haya criticado con dureza el machismo que durante tanto tiempo ha caracterizado los Juegos Olímpicos. Tampoco lo es que la cuestión de género haya irrumpido de forma notoria en las agendas políticas y en ciertos medios de comunicación, desafortunadamente no tanto en aquellos de las agencias que mencionaba antes. Medios que muchos leemos pero que tienen la credibilidad más baja de Europa, un 34% de aprobación. Todo ello es fruto del enérgico trabajo de muchas mujeres, mujeres de todo tipo, pero que en última instancia lo que persiguen es la igualdad y no ser mejores que los hombres como algunxs pueden pensar.
La violencia de género, que erróneamente nos hace pensar de forma exclusiva en mujeres maltratadas por sus maridos, es más que eso. Tres mujeres al día denuncian haber sido violadas en España, lo cual no es tipificado como violencia de género. Un “piropo” callejero o un tocamiento también son una forma de violencia hacia la dignidad de la mujer. No obstante, la conceptualización de la violencia de género se está ampliando gracias a las demandas de muchos colectivos feministas, que han enfocado sus manifestaciones últimamente en incorporar la violencia sexual como violencia de género. Pese a las grandes carencias del aparato estatal en la lucha contra la violencia de género, parece que una vez más nuestro trabajo está dando frutos y así lo demuestra la reciente aprobación por la Junta de Andalucía del Anteproyecto de Ley que modificará la “Ley de prevención y protección integral contra la violencia de género”. Las mencionadas demandas han llegado al Congreso con la propuesta de incluir como violencia de género las agresiones que sean fuera del ámbito de la pareja. Una lucha por la igualdad que implica igualmente que el permiso de paternidad obligatorio haya conquistado la agenda política o la iniciativa que solicita la adecuación de los formularios administrativos a un lenguaje no discriminatorio, que obligaba la Ley 1/2004 de igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
Es evidente el extenso camino que nos queda por recorrer para conseguir una sociedad igualitaria y más aun conociendo al nuevo presidente del hegemon mundial, pero así mismo es indiscutible que los logros en la lucha por la igualdad han sido trascendentales y así comenzó mi reflexión personal anoche. Un positivismo se apoderó de mi cuando tras una semana desencantada por el contenido mediático, apareció en el Intermedio la Presidenta de nuestra Fundación, Marisa Soleto, conversando sobre la violencia de género. Fue en ese momento en el que me di cuenta de que el trabajo de las feministas va por buen camino y de que no todo era tan negativo sobre los medios, ya que por suerte algunas cadenas como La Sexta, sirven para canalizar aquellos secretos a voces que muchxs no quieren oír.