La inteligencia artificial como herramienta al servicio de la erradicación de la Violencia de Género

Inteligencia artificial

En una anterior publicación, realizada en este mismo Observatorio, nos referíamos a cómo la inteligencia artificial era utilizada adversamente por el machismo para degradar a la mujer, con las famosas Deepfakes, que es el término anglosajón para las imágenes falsas, estáticas o de vídeo generadas por inteligencia artificial, con plataformas de diversión que no eran castigadas por el Estado de Derecho, convirtiéndose en un nuevo negocio en las redes sociales. Pues bien, ahora parece ha dado un revés y podemos mencionar satisfactoriamente que se está probando muy «a contrario sensu» esa inteligencia artificial como herramienta en acciones de prevención contra la violencia machista.

Así nos lo corrobora un gran proyecto de investigación denominado “Certeza de Voz”, de la mano del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), en colaboración con la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias “EPES 061”, dependientes de la Consejería de Salud y Familias. Es una noticia esperanzadora en medio de la crisis debida a la Covid-19 y de ese hilo de desasosiego que nos sobrecoge por la expansión del propio virus a la vez que aumentan los casos en violencia machista.

Se trata de la detección precoz en un supuesto caso de violencia de género a través del tono de voz de la mujer que llame a los Centros de Coordinación de Urgencias y Emergencias Sanitarias de Andalucía, que genera una alerta sobre la sospecha un caso de violencia de género;  y que comprende el total de los Centros Provinciales de la Región. Según la información suministrada por Laura Fernández, Directora del IAM, se tiene previsto que el sistema pueda estar instaurado para el 2021 o comienzos del 2022. El proyecto de investigación está financiado con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional FEDER y  la iniciativa por los Fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

Tal como lo explicó Laura Fernández, consiste en definir un patrón de voz de mujeres que llaman a las Emergencias Sanitarias de Andalucía, en las que se exponen diversas sintomatologías pero, que no dicen nada sobre el maltrato o la agresión machista a la que pueden estar siendo sometidas.  En este sentido, este proyecto puede constituir «el inicio de una nueva línea de actuación innovadora y muy importante para poder acercar la administración a aquellas mujeres que aún no identifican la situación que están viviendo como violencia de género, y que acuden al sistema sanitario por una sintomatología que en principio pudiera tener múltiples causas en su origen«.

Conforme se reveló, la investigación cuenta con un sistema de procesamiento de la información que «irá analizando la relación entre situaciones de violencia y aspectos de la comunicación como las pausas, la entonación, ritmo y hasta las propias repeticiones».  La participación de las mujeres en el proyecto es voluntaria y anónima, es decir, no constará en ningún registro ni conlleva consecuencias. Parte de una base de datos y las usuarias tendrán que dar su consentimiento para la utilización de esas llamadas; solo así podrán hacer parte de dicho procesamiento para la investigación, protegiendo, por supuesto, la intimidad de las mismas.

No cabe duda de que la inteligencia artificial es nuevamente la protagonista para el estudio de la propia conducta humana y, en este caso en concreto, se pone al servicio de la salud y de la propia lucha contra esta lacra social. No obstante, es hasta ahora un estudio  en marcha, donde todavía no se han despejado todas las hipótesis, por lo que deberíamos permitir que agotara su fase de investigación con el sumo cuidado que conlleva el manejo de contenidos especialmente sensibles, y tal como lo enunciaba la responsable del IAM, exige tener siempre presente que las usuarias de estos servicios están inmersas en tratamientos de atención y terapias que deben prevalecer frente a cualquier amenaza de retroceso o que obstaculice el mismo.

Mientras tanto, seguiremos a la espera de los resultados y de la evidencia científica, sin que esto reste valor a la iniciativa, sobre todo que destaca por la búsqueda de alternativas para detectar nuevas formas de prevención en violencia de género y marcaría el inicio en una nueva línea de actuación para identificar actos de violencia que requieren atención rápida e inminente por parte de la Administración.

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